Si existe vida inteligente en otros planetas, quizá lo primero que conozcan de los mexicanos sea el huapango. Y esta no es una broma dadas las noticias de los últimos días sino una referencia a la canción “El Cascabel” de Lorenzo Barcelata que se encuentra grabada en el disco de oro a bordo del Voyager 1 y 2. Los discos “Sonidos de la Tierra”, cuya creación estuvo a cargo de un comité presidido por Carl Sagan, tenían por objeto ser una cápsula de tiempo que permitiera a otros seres inteligentes vislumbrar un poco sobre la vida en nuestro planeta. En los discos se encuentran 115 imágenes grabadas en formato análogo, así como una serie de sonidos, audios y canciones que reflejan una variedad de culturas y épocas. El incluir estos discos a bordo de las sondas espaciales Voyager es un reconocimiento oficial por parte del gobierno de Estados Unidos y su agencia espacial de la posibilidad de vida en otros planetas. Y es que tal y como Sagan mencionó en una entrevista, dada la cantidad de planetas, materia orgánica y tiempo que existe en nuestro universo no se puede descartar esta posibilidad.

Incluso la existencia de especies que pudieran realizar viajes espaciales se consideró en la creación de estos discos. Y es que por el tiempo que tomaría a estas sondas espaciales llegar a planetas fuera de nuestro sistema solar, la posibilidad de que fueran encontrados y escuchados requería que especies con capacidad de realizar viajes espaciales los encontraran. A pesar de esto, lo que muchas veces ha sido cuestionado es la posibilidad de que otras especies inteligentes hayan logrado llegar a nuestro planeta dada la complejidad técnica y las limitantes físicas que conocemos sobre viajar en el espacio. Es por eso que el anuncio de la NASA el día de ayer sobre el reporte conducido por expertos respecto a los “fenómenos anómalos no identificados” (el término contemporáneo para referirse a los Ovnis), parecía dar la razón a las personas que durante años admitieron la existencia y contacto de vida inteligente de otros planetas con el nuestro, como el periodista Jaime Maussan.

Sin embargo, la diferencia entre los hallazgos presentados por la NASA y por Maussan ante el congreso mexicano esta semana es notoria y es importante recalcarla, dada la apertura que se le dio al tema en el poder legislativo. Para empezar, el informe de la NASA anuncia que no es posible definir por el momento que las imágenes o avistamientos de estos objetos sean producto de vida extraterrestre. Por otro lado, este informe hace alusión a la importancia de contar con datos de fuentes confiables y métodos de análisis como machine learning e inteligencia artificial para analizar mejor el origen de estos fenómenos. Por último, el reporte reconoce la importancia de incluir la ayuda de otros científicos y personas para poder generar los datos y analizarlos de forma rigurosa y científica.

Quizás la mayor lección que podemos sacar de este tema proviene de una inquietud persistente en la vida de Carl Sagan: la prevalencia de la ignorancia científica en una sociedad tecnológica como receta garantizada para el desastre. Sagan, quien dedicó gran parte de su vida a popularizar temas de ciencia y astronomía, consideró como una preocupación real la prematura extinción de la civilización humana dada la carrera armamentista nuclear que se desarrolló en los años setenta. Estas preocupaciones las llevó ante el congreso estadounidense y el comité central de la Unión Soviética. En lugar de abrir nuestro congreso a temas interesantes tratados con poco rigor científico, quizás deberíamos organizar un foro sobre la otra amenaza a nuestra civilización que detectó Carl Sagan: la crisis climática.

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