El 30 de octubre vence la tregua de 90 días que Donald Trump otorgó a México antes de imponer nuevos aranceles. La advertencia es clara: si no se eliminan ciertas barreras no arancelarias, el “perdón” temporal se acaba. En esa lista de pendientes se encuentran dos asuntos que preocupan particularmente a Washington: cancha pareja para empresas norteamericanas y el precio del espectro radioeléctrico. No es casual que esta semana, , el secretario de Estado, Marco Rubio, ponga ambos temas sobre la mesa.

El timing no podría ser más delicado. A más tardar el 8 de septiembre, Hacienda deberá presentar al Congreso el Paquete Económico 2026, donde definirá cuánto deberán pagar las empresas por usar el espectro. Esa decisión no es un asunto técnico; México elegirá entre recaudar hoy o sentar las bases para un sector competitivo, con mayor cobertura y más inversión en el futuro.

EL ESPECTRO MÁS CARO DEL MUNDO: El IFT fue categórico : los pagos anuales en México se ubican entre 88% y 96% por arriba de la mediana internacional. Dicho de otra forma: nuestro país cobra casi el doble que el promedio global por un insumo básico de la conectividad.

Los efectos están a la vista: en la última licitación, 38 de 41 bloques quedaron desiertos; concesionarios devolvieron alrededor de 115 MHz, equivalentes a una quinta parte del espectro comercial concesionado en el país. Telefónica terminó regresando la totalidad de sus bandas y hoy opera como virtual sobre la red de AT&T.

LO QUE SE PIERDE: Las cifras fiscales son alarmantes. El propio Instituto Federal de Telecomunicaciones calculó que, entre 2020 y 2023, se dejaron de recaudar 13 mil 471 millones de pesos por devoluciones y licitaciones desiertas. A ello habría que sumar lo que dejaron de pagar operadores como Telefónica y AT&T, lo que eleva el costo de oportunidad para el Estado a más de 100 mil millones de pesos.

Más allá de la caja, el costo para el desarrollo digital del país es aún mayor. La GSMA ha señalado que, de haberse cobrado precios alineados con la media global, 5 millones más de mexicanos tendrían cobertura 4G y las descargas de datos serían 30% más rápidas.

UNA BARRERA COMERCIAL. En su informe más reciente, autoridades comerciales de Estados Unidos lo calificaron como una barrera al comercio, lo que explica por qué Washington presiona para que México ajuste las reglas. En un momento de máxima tensión bilateral, mantener precios desproporcionados no solo es un problema interno sino también un frente de fricción en la relación con nuestro principal socio comercial.

UNA TRAMPA FISCAL. El modelo actual se ha convertido en una trampa. Hacienda mira los derechos como ingreso seguro, pero lo que no cuenta son los miles de millones que ya se perdieron por espectro ocioso. Seguir exprimiendo al espectro como gallina de los huevos de oro está matando a la gallina. La paradoja es brutal, lo que parecía una apuesta de recaudación inmediata hoy frena inversión, cobertura y competencia, y además reduce los ingresos públicos de largo plazo.

UN MOMENTO DE DECISIÓN. Hoy el gobierno está atrapado entre dos fuegos: la presión fiscal interna y la presión comercial. Pero seguir con la inercia sería un error costoso. En vísperas del Paquete Económico y con Rubio tomando café en Palacio Nacional, México debe decidir si quiere un sector de telecomunicaciones competitivo o un espectro caro que ni recauda ni conecta.

El riesgo de equivocarse, esta vez, no es solo regulatorio y económico, ahora también será geopolítico.

Abogada, presidenta de Observatel y comentarista de Radio Educación

X y Threads: @soyirenelevy

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