Por María Guadalupe Serna

Desde hace varios años me he dedicado, entre otras preocupaciones, al análisis del proceso de surgimiento y desarrollo de las distintas formas asociativas en México, con énfasis en aquellas orientadas fundamentalmente al apoyo a terceros. Para ello he analizado el periodo que corre desde mediados del siglo XVII, aun en la etapa colonial, hasta la segunda década del siglo XXI. Periodo en el cual los actores y promotores principales de estas acciones han sido por largo tiempo, la Iglesia y el Estado y, de manera reciente, desde fines del siglo XX estas acciones también han sido llevadas a cabo por un tercer actor, la sociedad civil. Mi preocupación ha sido, hasta ahora conocer y analizar estas acciones, tema en el que se ha avanzado.

Cabe señalar que desde el siglo XVII estos actores se han ocupado, de muy distintas maneras, de la atención a los grupos en condiciones de precariedad económica, hasta llegar, en la década de los setenta del siglo XX, a que fuese el Estado el que, desde entonces se haría cargo de esto. Primero fueron la Iglesia y la corona española. Una vez lograda la independencia será la Iglesia quien continuaría atendiendo a esas poblaciones, finalmente a inicios del siglo XX, con la Revolución Mexicana, el país sufrió un cambio radical en términos políticos y económicos. Aunque cabe señalar que la atención a la población pareció continuar como una responsabilidad de la Iglesia, por un largo periodo.

El Estado se enfocó al desarrollo de la futura nación, durante la década de los veinte, impulsó una política de desarrollo, se construyeron caminos y redes de carreteras para mejorar la comunicación y permitir con ello el traslado de mercancías. Posteriormente continuaron las grandes obras de irrigación, dado que en ese periodo dos terceras partes de la población se dedicaban a las labores agrícolas. Se llevó a cabo la Reforma Agraria mediante la creación de ejidos y con ello la desarticulación de las grandes haciendas en manos de unos cuantos, donde los campesinos se convirtieron en poseedores de la tierra, con posibilidades de mejora y de que esta fuera trasmitida a la siguiente generación. La presidencia de Cárdenas continuó con cambios importantes que fortalecieron el desarrollo del país. Las siguientes presidencias continuaron impulsando el desarrollo económico de México, no obstante, estos esfuerzos amplias franjas de población continuaban en condiciones de extrema pobreza.

Finalmente, durante la presidencia de López Portillo. Que había iniciado con una crisis económica, de corta duración gracias al descubrimiento de grandes reservas petroleras trajo consigo impulsar el crecimiento, y con ello la expansión del gasto público, será bajo su presencia que se funde el Patronato Nacional de Promotores Voluntarios, orientándose a la centralización de las actividades organizadas y con ello el nacimiento de los programas sociales, destinados a amplios grupos de población. Se puso énfasis en las poblaciones rurales y las comunidades alejadas, sin olvidarse de los grupos urbanos empobrecidos.

Así nacieron las ayudas a la población conformándose para ello enormes contingentes de voluntarios y que fue cambiando en el tiempo, aunque siempre a cargo de la primera dama. Finalmente durante la presidencia de De la Madrid el contexto de operación fue difícil, a lo que se sumó el daño que causo el sismo de 1985 en la Ciudad de México, así a la llegada de Zedillo a la presidencia este organismo se cerró.

Ello propició cambios importantes como el surgimiento de organizaciones de la sociedad civil enfocadas a proporcionar ayuda a la población, al tiempo que los gobiernos panistas de Fox y Calderón continuaron otorgando apoyos a las familias, como el programa de Oportunidades, donde se proporcionaban becas a estudiantes de escasos recursos. Por su parte el gobierno de Peña Nieto continuo a través de los programas sociales Prospera, donde se incluyeron las pensiones para adultos mayores, así como inclusión financiera y productiva. Durante el gobierno de López Obrador tuvo lugar un cambio muy importante, al centralizarse los apoyos a la población, por parte de la presidencia, lo que implicó frenar a las organizaciones de la sociedad civil al eliminar la posibilidad de que los recursos públicos se entregaran a organizaciones intermedias.

Si bien los apoyos a la población han continuado y se ha incrementado el espectro de la población a la que se atiende, por la vía del registro que realizan los Siervos de la Nación, habría que analizar con cuidado cuales son los beneficios que se han obtenido, ya que el entorno económico no se observa con bonanza. Será necesario realizar análisis cuidadosos al respecto, para conocer sus fallas y sus aciertos.

Instituto Mora

Twitter @serna_ge

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