El próximo año, la Corte Suprema de Estados Unidos tendrá que decidir si la orden ejecutiva del presidente Donald Trump que limita la ciudadanía estadounidense por nacimiento es constitucional. Esto parecería tener una respuesta sencilla; después de todo, la catorceava enmienda de la Constitución establece de manera expresa que cualquier persona que nazca en territorio estadounidense es un ciudadano de dicho país, y existen al menos tres precedentes de la Corte que sostienen lo anterior. Sin embargo, bajo la supermayoría de seis ministros originalistas y conservadores, nadie puede fiarse de ellos. Durante los últimos años han provocado un verdadero caos en el sistema jurídico norteamericano, rompiendo con precedentes de más de cien años de historia, estableciendo nuevos criterios sin explicarlos y limitando los derechos de las personas estadounidenses.

Si la Corte valida la orden ejecutiva de Trump, Estados Unidos tendrá un nuevo régimen en el que existirán diferentes tipos de ciudadanía. Es decir, habrá personas que, bajo la ley, serán más estadounidenses que otras; como si pudieran existir ciudadanos de segunda clase. Dependerá de en qué estado te encuentres para determinar qué derechos tendrás y cuáles no. Aunque esto suene distópico, esta ya es una realidad para las personas puertorriqueñas. Ellas y ellos lo conocen muy bien.

En 1898, Puerto Rico se convirtió en un territorio de Estados Unidos, luego de que España se lo cediera tras una guerra. En una serie de casos, la Corte Suprema de Estados Unidos determinó que Puerto Rico es un territorio no incorporado y que la Constitución no aplica plenamente en la isla; únicamente rigen los derechos fundamentales. En 1917, el Congreso aprobó una ley para reconocer una ciudadanía limitada a las personas puertorriqueñas. Este acto estableció una legislatura electa de manera local, aunque el Congreso estadounidense continúa teniendo el control de la isla. Además, las personas no pueden votar por el presidente ni por el Congreso federal, aunque pueden ser reclutadas en el ejército norteamericano.

Si sumamos los apagones, huracanes, terremotos y protestas masivas que atraviesa la isla, es evidente que la vida en Puerto Rico no es sencilla. Sin embargo, la resiliencia, el ingenio, el talento y la perseverancia de las y los puertorriqueños le han dado visibilidad en Estados Unidos. Figuras como la ministra Sonia Sotomayor, Lin Manuel Miranda y Bad Bunny han sido embajadoras de Puerto Rico y le han regalado a Estados Unidos grandes sentencias, obras de arte y música entrañable. Vale la pena mencionar que el último de la lista se encuentra en México para presentar ocho fechas de conciertos, a propósito de su último álbum DeBí TiRAR MáS FOTos. Con una portada que muestra dos sillas blancas plegables que podrían recordar a cualquier persona latinoamericana las comidas y reuniones familiares, este álbum ha sido una plataforma para resaltar los retos que enfrenta Puerto Rico y su gente. Bad Bunny habla sobre migración, gentrificación, boquetes, los lugares en los que crecimos y que nos formaron, así como de la fragilidad del tiempo y del poder que tienen los recuerdos de las personas que más queremos.

Si todo esto no fuera suficiente para darle visibilidad a la isla y a sus problemáticas, Bad Bunny decidió hacer una residencia de conciertos en Puerto Rico. Primero, le dio prioridad a sus ciudadanos, pero después abrió las puertas al mundo para que fueran a invertir en la isla. Esto mandó un mensaje contundente: no es necesario salir de casa cuando el mundo puede venir. Además, anunció que su tour no haría escalas en Estados Unidos. Esto puede interpretarse como una manera de protestar ante la administración de Donald Trump y sus políticas en contra de la inmigración.

Y justo cuando creímos que el fenómeno de Bad Bunny ya había dejado una marca, sorprendió a muchos cuando anunció que se presentaría en el show de medio tiempo del SuperBowl 2026. Esto es especialmente relevante si recordamos que este es uno de los eventos más importantes de la cultura estadounidense y que representa una gran oportunidad para mandar un mensaje contundente ante toda la sociedad norteamericana, sin olvidar que el propio Donald Trump estará presente en ese partido.

El fenómeno de DeBí TiRAR MáS FOTos nos recuerda que desde cualquier frente podemos darle visibilidad a aquello que se intenta callar, a las injusticias que viven las personas y a los abusos que Estados Unidos ha cometido a lo largo de la historia. La Corte Suprema podría limitar aún más la ciudadanía estadounidense y darle todo lo que quiera a Donald Trump y éste podrá seguir persiguiendo a las personas migrantes que forman parte de uno de los pilares que sostienen la economía y la cultura de Estados Unidos, pero mientras existan personas que entiendan el mensaje detrás de LO QUE LE PASÓ A HAWAii, pueden actuar y votar en contra de todo esto. Después de todo, el próximo año las y los estadounidenses tendrán la oportunidad de transformar la composición del Congreso y mandar un mensaje contundente a Donald Trump: con las y los inmigrantes, no.

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