La semana pasada, Banco Azteca conmemoró los 20 años de su nacimiento. El 26 de octubre de 2002, con las esperanzas del bono democrático de entonces, Grupo Salinas abrió el banco que atendería a los pobres.

No faltaba capitalización, ni experiencia, solamente faltaba voluntad política para abrir la competencia y atender segmentos de la población olvidados. Los grandes bancos tradicionales no querían nuevos jugadores, su negocio era atender a los de siempre con buenos dividendos.

Por eso, ante la irrupción de nuevos modelos de banca digital, le pregunté a Alejandro Valenzuela, director de Banco Azteca, ¿qué esperaban hacia el futuro?

La respuesta fue diplomática e inteligente al decir que quieren ser el banco de todos, con una visión dual, es decir; con operaciones físicas y virtuales. Dijo que ya son una banca onmicanal pues todavía hay mucha actividad física, pero se necesita una mayor inclusión digital. También consideró positiva la aparición de nuevos operadores financieros digitales.

Es curioso, pero 20 años después se revive un poco la historia con distintos jugadores. La pandemia y la disrupción digital han generado nuevos operadores financieros basados en la tecnología. Los jóvenes ya no quieren más sucursales sino aplicaciones bancarias.

Las plataformas de finanzas digitales (a través de figuras como Sofomes, Sofipos, Fintechs, entre otras) aportan numerosos beneficios a la población. Estas empresas ofrecen procesos 100% en línea, lo que puede resultar más fácil y cómodo al consumidor. Representan un ahorro económico ya que cobran comisiones mucho más bajas que los bancos tradicionales y tienen más flexibilidad.

Casi todo mundo coincide en el auge de estos nuevos modelos de bancarización. El informe "Neobanking Global Market Report 2022" de ReportLinker, advierte que el mercado global de los Neobancos crecerá hasta los 78 mil millones de dólares (mdd) en 2022. También pronostica que ese mercado llegará 359 mil mdd en 2026, a una tasa de crecimiento anual promedio (CAGR) de 43.52%. Otro análisis de Grand View Research sobre el mercado de los Neobancos estima un CAGR del 53.4% de 2022 a 2030.

ReportLinker detalla que en 2021 Europa dominó el mercado global con más del 30% de participación del mercado de Neobancos. Se espera que para 2026 Asia Pacífico sea el mercado regional de más rápido crecimiento. Pero un estudio realizado por Americas Market Intelligence (AMI) en octubre de 2021 confirma la prevalencia de la banca tradicional, pero también descubre el auge de los Neobancos en América Latina.

El estudio sobre el comportamiento, preferencias y expectativas de los consumidores bancarizados de siete países de Latinoamérica, incluido México, revela que el 99% de los encuestados utilizan un banco comercial tradicional. Sin embargo, el 81% de los encuestados señalan haber oído hablar de los Neobancos o finanzas digitales y 45% afirmó tener una cuenta en alguno de ellos.

El estudio de la AMI deja ver que los más jóvenes consideran más atractivas las plataformas de finanzas digitales que los bancos tradicionales. El 75% de los jóvenes de 18 a 21 años consideran que las plataformas de finanzas digitales son más atractivas que los bancos tradicionales. El 60% de los de 22 a 28 años piensa lo mismo y los de 29 a 35 años un 54%. Esto indica que poco a poco irá aumentando la clientela de los bancos digitales sobre los tradicionales.

Un estudio más de Mordor Intelligence sobre el mercado de Neobancos en América Latina (2022-2027) dice que, al tener una población joven, digitalmente inteligente y exigente; con alto potencial de crecimiento económico y una continua falta de acceso a servicios financieros; América Latina es un mercado fértil para nuevos modelos de banca digital.

Los Neobancos ofrecen soluciones bancarias sin necesidad de sucursales u oficinas físicas. Se basan en modelos de autoayuda y ofertas en tiempo real. También ofrece estructuras de bajo costo, accesibilidad y servicios novedosos. Su alta rentabilidad responde a los bajos costos de operación por un menor gasto inmobiliario, de distribución y tecnología.

Este modelo es muy bien aceptado entre las Pyme y los pequeños comercios gracias a su facilidad en la autorización de tarjetas, apertura de cuentas, facturación, asesoría y financiamiento. Se han convertido en una vía para la reducción de la exclusión financiera.

Todo mundo lo entiende, sin embargo, en México, las autoridades regulatorias no están a la altura de esta revolución global. En lugar de facilitar los trámites a las plataformas de finanzas digitales, siguen generando trabas y dificultando su entrada en el mercado. Están afectando indirectamente a millones de personas que podrían dejar de ser excluidos financieros. Urge corregir, eliminar barreras de entrada y dar saltos para ponernos al corriente ¿Ya se habrán dado cuenta en la CNBV o es plan con maña?

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Columnista y comentarista
Twitter: @hugonzalez0


 

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