Tengo claro que Gaza será un espacio de recreación con resorts, una suerte de paraíso que resurgirá de las cenizas. No sé en cuánto tiempo ocurrirá, pero no tengo dudas. Lamento si esta primera declaración resulta incómoda, no obstante, nadie puede arrebatarme esa idea. Todo lugar en pugna conquistado se transforma tarde o temprano en un paraíso terrenal. Respecto al conflicto del momento no utilizaré la palabra “condena”, pues no es necesaria ni es verdad. “Condenar”, como lo he escrito antes, es una forma de limitar el sentimiento de una nación respecto a un acontecimiento.

Los últimos diez días he leído, visto y escuchado un sinfín de explicaciones en relación con el conflicto entre Palestina e Israel. Palestina, como concepto de país, no es Hamás; sin embargo, Hamás, en su concepción de estado, pretende defender y liberar al pueblo palestino. No todos los judíos son sionistas, no obstante, los sionistas, como concepto de estado, pretenden defender en su totalidad al pueblo judío. En ambos bandos hay civiles que rechazan a Hamás y al sionismo. La única verdad más allá de la que presentan los medios de comunicación [a favor y en contra del conflicto dependiendo del bando] es que niños y mujeres, jóvenes y ancianos, mueren; todos mueren. Duele en el alma ver a esos niños muertos en ambos bandos y, en verdad, debemos racionalizar las imágenes antes de lanzar diatribas racistas que pueden generar esas estampas de desamparo.

Aunque en su médula la disputa es territorial y no religiosa, el concepto de Dios viaja entre dialectos y por éste se defienden y atacan territorios. Dios como excusa totalitaria: Alláh o Yahweh, sin puritanismos, son palabras que conceptualizan una idea que para la masa es Dios. Nada más ridículo que ver a un judío increpar a un cristiano que reza en las calles. Nada más salvaje que ver a un islamista asesinar en el nombre de Alláh a otro amante de Dios; la única lógica que anida en el cerebro de ambos bandos es la conquista de “mi fe por encima de la tuya”.

¿Cuánto tiempo más continuarán los judíos lucrando con sus desgracias, específicamente con el holocausto de la Segunda Guerra? Es un cuestionamiento que cierta parte de la población civil árabe y los medios de esa región ponen de manifiesto, además de llamar a los judíos nazistas gracias a Benjamín Netanyahu, figura que estaba al borde de un quiebre político por su afamada reforma judicial y a quien nada bueno le espera al finalizar este conflicto.

“¿Por qué los musulmanes [islamistas] se comportan como animales salvajes?”, glosan los medios occidentales bajo un manto de corrección política que ha llevado a los medios a cuidar con lupa las palabras de los reporteros. Apenas hoy el comentarista de CNN, Anderson Cooper, se corrigió al aire luego de dar la noticia sobre un ataque donde hubo civiles palestinos muertos: “se dice que hay personas civiles muertas”… corrige a: “hay personas muertas”. La palabra civil-inocentes genera escozor entre los medios que intentan empujar un discurso tendencioso. ¿Por qué temer a decir la verdad? Hoy todos claman por Dios; el asunto es más humano que divino.

Gaza será destruida. Varios países entrarán en el conflicto. Hay una insurgencia necesaria por reordenar el mundo en sí y la agenda 2030 se encuentra en la cuerda floja. Si han leído la agenda es bastante nimia.

Me interesa la diáspora musulmana hacia Europa. Pienso que el foco debe estar ahí en las ahora tierras de la tolerancia cultural. Los atentados estarán a la orden del día y el absurdo se tornará realidad. Hace un par de días, un islamista asesinó a varias personas en Bruselas y viajó durante horas sin ser detenido, sembrando el caos. Es tan absurdo que nadie haya dado con su paradero como lo es que las fronteras de Israel hayan estado sin protección durante horas cuando se dio el ataque de Hamás… es un hecho corroborado.

A occidente le está pasando lo que a Estados Unidos con Cuba con el éxodo de los “Marielitos” en la década de 1980. Estados Unidos recibió a los exiliados como una forma condescendiente de lavarse el rostro frente al mundo y, entre esos migrantes, viajaban criminales de todo tipo. Así, Europa en la actualidad les ha abierto los brazos a los pueblos musulmanes empobrecidos, permitiendo la llegada de radicales que terminarán por generar caos dentro y fuera de sus países. Hoy la tan criticada Polonia se mantiene estoica frente al islam, fue el único país que no se dejó presionar por la Unión Europea para recibir a los migrantes musulmanes.

Todo se ha hecho en el nombre de Dios… el único lazo cultural que puede unir a la humanidad la destruye en su propio nombre.

Hugo Alfredo Hinojosa

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