La guerra en Ucrania, amén de una catástrofe humanitaria, ha mostrado que Rusia, China y la India buscan un nuevo papel en el concierto mundial y la competencia energética.

Rusia vive como en muchas etapas de su historia, vaivenes entre Europa y Asia. El conflicto ucraniano la ha distanciado de la Unión Europea y ha complicado su relación con un aliado comercial y tecnológico como Alemania. Hasta los días de Angela Merkel, los vientos de San Petersburgo y Moscú soplaban del lado europeo y ahora voltean a la ruta de la seda.

Los rusos son vulnerables porque su venta del gas depende hoy de los euros. Exportan a Europa alrededor de 190 mil millones de metros cúbicos de gas natural. Los europeos reciben más del 40% de la producción total de petróleo ruso.

Rusos y alemanes están atados en una alianza energética. En el corto plazo, es muy difícil para Alemania el obtener gas natural de otras fuentes. Según Hans-Werner Sinn, los alemanes no tienen terminales de gas natural licuado y las instalaciones que hay en otros países europeos carecen de capacidad para remplazar el suministro ruso.

Así, los gasoductos intra-europeos son insuficientes. Esto significa que sin gas ruso la industria y los hogares alemanes entrarían en crisis antes de tener tiempo de conseguir otras fuentes de energía. Por ejemplo, el bloqueo del gasoducto Nord Stream 2 no sólo ha afectado a los rusos sino a los alemanes, pues impide que el gas ruso llegue directo a Alemania por el mar Báltico, sin pasar por Ucrania.

La pugna con Ucrania, además de poner en riesgo el comercio con la Unión Europea y el ingreso de euros, ha obligado a Rusia a voltear a otros mercados y a dos grandes consumidores energéticos: China y la India. Se prevé que el petróleo y el gas rusos se redireccionen a China, India, Paquistán e incluso a Japón y Corea del Sur.

Según Erica Downs, de la Universidad de Columbia, la intervención rusa en Ucrania resultará en el largo plazo en una relación energética más robusta entre China y Rusia. Los chinos son los primeros importadores mundiales de petróleo y gas natural, mientras Rusia fue el segundo proveedor petrolero y el tercer surtidor de gas a nivel global en 2021.

India y Rusia son aliados naturales en la colaboración energética. Los indios importan 85% de su petróleo y la vecindad geográfica rusa es evidente. India planea distribuir gas con ductos al 70% de su población y busca inversión extranjera para esa infraestructura. En avanzada, la Oficina de Energía India abrió en marzo de 2021 una filial en Moscú para atender a la industria y los negocios energéticos rusos.

La cruzada en Ucrania ha confirmado dos elementos de competencia mundial, el geopolítico y el energético. Euroasia es el nuevo tablero de las disputas energéticas como lo fue en otras décadas el Medio Oriente. La situación estratégica del territorio ucraniano ha encarado a potencias militares como Estados Unidos y a los miembros de la OTAN con los intereses rusos.

Empero, los destinos europeos y rusos están esposados en el corto plazo. Aún no está disponible la infraestructura para surtir la energía rusa a Asia en gran escala. El ducto Power of Siberia 2 para China (capacidad de 50 miles de millones de m3) estará listo hasta el 2028. Lo mismo pasa del lado europeo, todavía es muy caro y lento trasladar gas en grandes cantidades, desde Canadá, EU, Argelia o Irán.

Especialista en Geopolítica y Diplomacia. Miembro de Comexi

 

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