En México todavía se debate si dejar al peso por el dólar o una nueva moneda norteamericana sería una pérdida de soberanía. Las generaciones jóvenes no lo consideran tan negativo y voltean a Europa. Potencias europeas como Alemania y Francia dejaron de tener marcos y francos y ahora ven al euro como propio. Mas ellos siguen teniendo bancos centrales autónomos. ¿Qué es entonces más importante, una moneda nacional o bancas centrales independientes?

Los mexicanos en general entienden que es bueno conservar un peso estable, que los migrantes envíen dólares y que lleguen más inversiones extranjeras, más trabajo. ¿Pero qué papel juega el Banco de México? ¿Para que sirven sus libertades?

El aniversario de la Independencia Mexicana es buen momento para reflexionar sobre la autonomía del banco central. Este logro se obtuvo mucho después de la emancipación colonial, la Revolución Mexicana y tiene que valorarse. Un problema de los bancos centrales en todo el mundo es que la sociedad no comprende su mandato, con buenos o malos resultados, son sujetos a críticas. Sin duda, los efectos de las crisis económicas, como los del Coronavirus, serían aun peores sin estas instituciones independientes.

Hoy en Estados Unidos la banca central es cuestionada, por un público que no entiende su función y la considera poco democrática. La Reserva Federal (FED) no fue culpada por crisis históricas como la gran depresión de 1930 o la inflación de los años 1970 pero ahora es diferente.

Por ello, el actual presidente de la Reserva, Jerome Powell, comparte más información para que la Casa Blanca, el Congreso y “cualquier persona” puedan entender el trabajo de la FED. El 27 de agosto explicó en cadena nacional y redes sociales abiertas la agenda de la FED y confirmó que “el máximo nivel de empleo es un objetivo amplio e inclusivo”. Anunció que va a permitir que la inflación crezca para generar más empleos que beneficien a todos los trabajadores y, especialmente, a las familias de bajos ingresos.

En tanto, el Banco Central Europeo (BCE) comunicó con éxito su trabajo frente a la crisis del COVID-19. En junio, la presidenta Christine Lagarde repitió el mensaje de Mario Draghi “haremos lo que sea necesario bajo nuestro mandato” y sumó 600 mil millones de euros adicionales a su programa ante la pandemia. Ese apoyo fue fácil de entender para las familias europeas. Además, el euro se ha convertido en un signo de orgullo e identidad en Europa continental.

El Banco de México ha comunicado su mandato con claridad a especialistas, pero no a la mayoría de los mexicanos. En el 25 aniversario de la autonomía del banco -el año pasado- se enfatizó la estabilidad de precios. Incluso, el subgobernador Jonathan Heath explicó en la UNAM la relevancia de una banca independiente para el desarrollo nacional y la certidumbre en los inversionistas, mas el mensaje sólo llego a académicos y un público limitado.

Sería buena idea que el Banco de México compartiera su trabajo con el grueso de los mexicanos, que se aclarara su importancia, a profundidad, en libros de texto gratuitos y escuelas públicas, no sólo con los mexicanos universitarios o con los que tienen internet. El conocimiento es la forma de independencia que más necesitamos, con dólares, euros o pesos.

Especialista en geopolítica y miembro de COMEXI

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