Durante varias semanas se ha desatado una polémica en torno al Museo Papalote y las notas publicadas en redes donde se afirmaba que necesitaba 50 millones de pesos urgentes para no cerrar.

Curiosamente el comentario que más ha sido compartido en esas mismas redes fue el de un ex voluntario de ese museo, quien firma en Facebook como Frants Februus y cuya publicación compartimos íntegramente, porque incluso ha sido retomada por algunos diarios sin mencionarlo y hasta fue tema de una reciente rueda de prensa con la directiva de ese recinto:

“Bueno... es hora de hablar mal del Papalote.

Supuestamente es una Asociación Civil sin fines de lucro, no obstante, en su junta directiva siempre hubo empresarios millonarios. Al ser un museo no paga impuestos y, sin embargo, no ofrece ningún día de la semana de entrada gratuita, como lo hacen el resto de los museos y lo recomienda la UNESCO. La entrada, de hecho, es una de las más caras en museos del país y no tiene ninguna política de gratuidad para discapacitados, ancianos o estudiantes universitarios y profesores. Siempre está bien patrocinado por empresas como Televisa, Comex, ADO y Bimbo. Inclusive rentan a McDonald’s y durante mucho tiempo a Coca-Cola, en un país que tiene el primer lugar de obesidad infantil. Sus trabajadores no se encuentran sindicalizados, su servicio de limpieza es privado y la columna vertebral del museo, los guías llamados “cuates”, son chicos de servicio social de bachillerato y licenciatura, a los que, por no tener ningún contrato, se les da un pago menor a una beca promedio, aun cuando hacen jornadas de hasta 10 horas, sin derechos laborales o prestaciones (incluso tenían que trabajar en navidad, año nuevo, y en general, cualquier día festivo). En la época más conservadora del museo, a los “cuates” se les prohibía el cabello largo y el afeitado diario era obligatorio (en varones) y tampoco se permitía el maquillaje, tatuajes y piercings. Aún se les prohíbe sentarse, recargarse o utilizar el celular. Si son amonestados, se les manda a casa, pero tienen que reponer las horas, sin pago extra como es de esperarse. La fórmula de tener al grueso de personal laboral como servicio social ha ahorrado cantidades más que millonarias al museo, además de mantener un régimen de explotación encubierto. Y todo ello se maquilla mediante el fomento del compromiso organizacional de los cuates (¡ponte la camiseta «o bata»!, vieja artimaña empresarial) y la apelación al sentimentalismo de la labor educativa para los niños. Sin embargo, la parte educativa siempre se cuidó menos que la cuestión lúdica. Los guías-cuates se aprenden discursos a manera de guiones para dar las supuestas explicaciones científicas o culturales, pero casi nunca son expertos en los temas o ni siquiera se encuentran cursando en su vida académica algo relacionado a las exhibiciones que dirigen. Varias de las cédulas de las exhibiciones son recopiladas de páginas de Internet sin rigor (incluso de Wikipedia).

Papalote es una empresa y un gran negocio, incluso el elitismo y el clasismo abundan entre su personal como en los visitantes. Hay una separación muy marcada entre piso (el área propiamente del museo) y las oficinas, cuyos ejecutivos y administradores pocas veces se dignan a bajar a piso (por cierto, la blanquitud en oficinas es abrumadora).

Marinela Servitje, fundadora y exdirectora del Papalote, heredera del imperio de Bimbo (4 mil 900 millones de dólares) con nexos con los Legionarios de Cristo, bien puede desembolsar esos 50 millones, antes de que la gente a la que les ha cobrado tanto (y que sufre propias pérdidas en sus pequeños negocios) tengan que hacer otro rescate para los ricos.

Días después, ante la controversia desatada, la mencionada Marinela Servitje ofreció una conferencia de prensa que puede encontrarse en redes. Y el comentario de Frants Februus fue el siguiente:

Me investigaron

No me había dado cuenta, pero mi infame publicación viral sobre Papalote fue discutida en una conferencia de prensa, el viernes, en la que La Jornada cuestionó algunos de los puntos de la misma. La directora del museo, visiblemente molesta porque el reportero llevó el tema, primero lo regañó a él y después se refirió a mí:

"Esta queja que mencionas vino de un cuate que trabajó en el 2009, en el 2009, yo no estaba al frente de este museo...ha cambiado por completo el contrato y la relación con los cuates". Con esas palabras, ella se lava las manos y no desmiente que la situación laboral era de abuso, cuando menos hasta antes de que ella llegara.

Lo que me queda cada vez más claro es la pésima relación del museo con los gobiernos de la Ciudad y el federal. A Papalote, el gobierno le quitó el proyecto del museo infantil en Iztapalapa, no le ha dado ningún apoyo ante la crisis, y, supongo que menos aún, les ha otorgado las decenas de millones de pesos que año con año les daba el PRI. Si Papalote cierra, será en gran parte por MORENA. A mí no me vayan a culpar.”

Sin duda un tema para poner en el tintero y analizar tomando en cuenta todas las voces. ¿Ustedes que opinan?

homerobazanlongi@gmail.com
Twitter: homerobazan40@gmail.com

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