Se ha dicho que Culiacán evidenció el fracaso de la estrategia de combate al crimen organizado. Pero, ¿de qué estrategia hablan? ¿Hay realmente una?

Hoy más que nunca necesitamos abrir una discusión nacional sobre estrategias de combate al crimen organizado. Aquí menciono algunas, a partir de las observaciones de expertos y de planteamientos formulados en los espacios en que he participado:

1. Separar el largo plazo del mediano y corto. En el largo plazo el Presidente ha acertado en señalar que la inseguridad tiene componentes sociales y económicos. Sin embargo, promover el bienestar de la población no generará efectos inmediatos. El qué hacer frente a lo inmediato debe quedar claro.

2. Si la idea de no ir detrás de los grandes capos es la correcta, como parece (se ha demostrado que solo genera una fragmentación de los cárteles y otros problemas), debe entonces haber un plan orientado a perseguir los delitos que afectan de forma más evidente a las víctimas, como es el caso del secuestro, la extorsión, etc.

3. La frase “vamos a enfrentar el problema con inteligencia”, pronunciada por el Presidente, debe ser plenamente dotada de contenido. ¿Inteligencia en qué y para qué? Hoy no queda claro exactamente quién se ocupa de ello. Desaparecido el Cisen, pareciera haberse generado un vacío en las tareas de espionaje a los cárteles. ¿Será que esto explica, en mayor o menor medida, el fracaso del operativo para capturar a Ovidio Guzmán?


4. Revisar si contamos con los cuadros preparados para conducir la política de seguridad. Los cárteles tienen hoy gente muy preparada, algunos con alto nivel de especialización. ¿Cómo hacerles frente? Durazo no tiene mayor experiencia ni conocimiento sobre el tema. Es autor de una tesis doctoral sobre gobernabilidad, interesante desde el punto de vista académico, pero donde la seguridad ni siquiera ocupa un lugar relevante. Debajo de él, no hay perfiles con gran trayectoria en el asunto. Es necesario acompañarse de cuadros más especializados y saber escucharlos realmente.

5. Si la mañana del jueves 17 de octubre el presidente no fue informado que iban a detener a Ovidio Guzmán, como todo parece indicar, ¿para qué sirven las reuniones de las 6 a.m.? Hace falta revisar el objetivo y la dinámica de ese espacio, la información que se le está dando al Presidente y su utilidad, a fin de dar tiros de precisión basados en un conocimiento sistemático del comportamiento de los cárteles.

6. En el largo plazo, la estrategia también requiere un mejor aterrizaje. Por ahora, existe una disociación entre el discurso de la prevención y la forma de implementarlo. Se necesita establecer una verdadera sinergia entre programas sociales y combate a la delincuencia. Se anunció una estrategia en 17 municipios prioritarios, pero se abandonó; hay algunas mesas de discusión, pero sin metodología y que no parecen llevar a ningún lado. Necesitamos un cerebro estratégico que combine la agenda social con el combate a la delincuencia en el territorio. Que los programas sociales lleguen a los adolescentes en las etapas de vida en que normalmente son reclutados por el crimen, ¿será que Jóvenes Construyendo el Futuro llega a esos sectores?

7. ¿Cuál es el papel de los gobiernos estatales y de las policías locales? Durante la crisis en Culiacán, el gobernador de Sinaloa brilló por su ausencia, parecía no saber ni qué hacer. ¿Se puede lograr algo sin la coordinación de los tres niveles de gobierno?

8. La agenda de la despenalización de las drogas no puede desaparecer de la discusión. Sería lamentable que no lográramos avanzar al menos con la mariguana. El gobierno estadounidense no es un impedimento para avanzar en esa agenda, como lo ha hecho saber en reuniones con autoridades mexicanas. El freno para avanzar en el asunto viene desde Presidencia de la República. El Presidente tiene que demostrar que no adoptó una agenda progresista durante la campaña de forma instrumental y permitirle a la secretaria Olga Sánchez Cordero colocar el asunto nuevamente en la agenda.

@HernanGomezB

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