En tiempos donde las pantallas median casi toda experiencia, hay algo profundamente humano, y a la vez vanguardista, en un festival de poesía que ha sabido cruzar el océano sin perder su raíz ni su voz. El Recital Chilango Andaluz (RCA), nacido en 2006 como una apuesta independiente por tender puentes entre artistas de México y España, cumple 20 años y lo celebra como empezó: conectando orillas, amplificando voces, y ensanchando los límites de lo poético.

Este aniversario no es solo una cifra redonda, sino la consolidación de un modelo de intercambio cultural que se adelantó a su tiempo. Desde su primera conexión en tiempo real entre Sevilla y Ciudad de México, cuando aún eran exóticos los eventos transatlánticos sincronizados, el RCA ha sido un laboratorio de poesía expandida, videopoesía, performance y literatura electrónica. Dos décadas después, sigue reinventándose con naturalidad, como si el mestizaje artístico fuera su lenguaje nativo.

La edición 2025 no solo reafirma esa vocación mestiza, sino que la amplifica. Con actividades simultáneas en ambas ciudades, el festival se extiende hacia nuevos territorios estéticos: exposiciones de literatura digital con la Red LitElat, proyecciones de videopoemas curados junto al Festival de Videopoesía de Raíz, mesas de diálogo con referentes como Rocío Cerón o Marcos de la Fuente, y recitales que combinan flamenco, ilustración, poesía y música electrónica. No es solo poesía, es un ecosistema de experiencias donde lo visual, lo sonoro y lo textual se entrelazan.

Resulta revelador que muchos de estos encuentros ocurran en espacios emblemáticos como el Centro de Cultura Digital de México o el CICUS de Sevilla, sedes que encarnan la tensión creativa entre lo tradicional y lo emergente. Ahí, la poesía deja de ser solo un libro en papel para convertirse en una interfaz viva, abierta a la interacción y la experimentación.

Pero más allá del despliegue técnico o la diversidad de formatos, lo que mantiene al RCA vigente es su apuesta por el cruce. Cruce de culturas, de disciplinas, de generaciones. Cruce, también, de lenguajes: el escrito, el oral, el visual. En un mundo cada vez más polarizado, este festival insiste en tejer complicidades, en celebrar la migración, literal y simbólica, como una fuente de riqueza estética y política.

No deja de ser significativo que en esta edición participen artistas de Palestina, Alemania, Brasil, Colombia, Argentina y, por supuesto, México y España. La poesía, aquí, funciona como una lengua franca que no necesita traductores, solo oyentes atentos.

En una era donde muchos eventos culturales se diluyen entre la sobreoferta y la fugacidad, el Recital Chilango Andaluz persiste como un espacio donde la palabra todavía

convoca, interpela y transforma. En su doble geografía y su constante mutación, este festival nos recuerda que la poesía, cuando se despliega con libertad y riesgo, puede seguir siendo un acto radical de conexión humana.

herles@escueladeescritoresdemexico.com

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