Esperanza: Fotografía del encierro

La fotografía registra el devenir histórico de las sociedades a través de un lenguaje propio que no se limita sólo a reproducir el mundo; esculpe la realidad, agudiza la curiosidad, genera dialéctica entre el instante y el espectador que reformulará los elementos presentados a partir de estéticas definidas. La fotografía, al igual que otras manifestaciones del arte, invita al análisis, al debate. “La fotografía ayuda a las personas a ver”, dijo alguna vez Berenice Abbot, fotógrafa que además estaba convencida de que la fotografía tenía que estar estrechamente relacionada con la vida y los pulsos de hoy.

No extraña que, en estos tiempos pandémicos, los fotógrafos se hayan puesto a colocar “la cabeza, el ojo y el corazón en el mismo eje”, como decía Cartier-Bresson, para reflejar esta etapa de la vida que parece congelarse en el encierro y que, irónicamente, la fotografía es capaz de poner en movimiento.

Esperanza es una exposición virtual que está ya disponible en las redes del Claustro de Sor Juana, en la que 16 fotógrafos ofrecen su testimonio del confinamiento. Esta exposición convoca a artistas de distintas latitudes: México, España, Alemania, Inglaterra, Estados Unidos y Puerto Rico; entre estos artistas están, por ejemplo, Brian Would, Lourdes, Almeida, María Luisa Passarge, Rogelio Cuellar, Natalia Alonso, Olmo Mariano Ayala y Carlos Walraven; también expone la fotógrafa, curadora y responsable de la exposición, Moramay Herrera Kuri, quien es además la directora de Difusión Cultural de la Universidad Claustro de Sor Juana (UCSJ). Paisajes, tanto urbanos como rurales; los espacios del confinamiento, las soledades y convivencias, objetos, retratos y autorretratos; una exposición que podríamos asumir apunta a la melancolía y la desesperación, pero que tiene también la pretensión de dar eso que anuncia su título: Esperanza. En total son 70 obras con visiones muy particulares de los tiempos que corren; por supuesto, hay también una invitación a redefinir los procesos creativos en estos artistas que, en general, se les han trastocado las formas en la producción de su obra; han tenido que reinventarse y reinventar las maneras de mirar, como nos dice la curadora: “Aprendieron a ver las cosas y las situaciones más familiares como si fueran ajenas, a veces monstruosas. Pero sobre todo aprendieron a ver ni más ni menos que el tiempo, a hacer de la imagen la consciencia del tiempo, el tiempo como gran escultor, como ogro devorador. Y ahí podemos contemplarnos todos. Para esta exhibición no usamos ningún otro criterio que no fuera el de la sorpresa de lo cotidiano, el del regocijo visual”.

La exposición se acaba de inaugurar apenes la noche del martes 9 de febrero; por supuesto, tanto la inauguración como la exposición en sí pueden verse a través de las redes del Claustro, sobre todo en su página de difusión: facebook.com/CulturaClaustro