“¡No me voy!”, refutó la ex ministra y secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, ante el rumor de que habría de dejar el cargo, que la hace ser la primera mujer al frente de la Secretaría de Gobernación en la historia de México.

El rumor no es el primero que se da en torno a la supuesta salida de doña Olga. Este tipo de embates, a los que la propia secretaria ya calificó de travesuras de sus adversarios, son constantes. Lo que sería importante conocer es quiénes son esos adversarios.

El más reciente embate se dio después de que su subsecretario Ricardo Peralta apareciera en eventos, tanto en el norte del país, como en el bajío, en los que fue notoria la presencia de integrantes de grupos armados; tras los que se comentó que muchos de los autoproclamados defensas con quienes se reunía, simple y llanamente, son miembros de la delincuencia organizada disfrazados de autodefensas, posición que les ha permitido continuar con sus actividades delictivas bajo el amparo de esta figura surgida apenas dos sexenios atrás.

Pero, ¿quiénes estarían interesados en hacerle la vida imposible a doña Olga, argumentando insistentemente que habrá de salir de ese encargo?

La respuesta es muy sencilla: todo aquel que vea posibilidades de ocupar esa posición, ya sea por su trayectoria, conocimiento y expertise políticos o por su cercanía con el jefe del Ejecutivo.

Es natural que muchos piensen que sus aspiraciones tienen posibilidades de concretarse, y pareciera que no se olvida la repetida historia que se vivió en el PRI, cuando ser Secretario de Gobernación prácticamente era colocarse en la antesala de la Presidencia de la República.

Es difícil pensar que hoy esa idea se encuentre en el Ejecutivo federal, y en el fondo el problema no es él; el problema es de aquellos que siguen llevando en sus venas el ADN del priismo de antaño.

Doña Olga no sólo se ha caracterizado por tener una reputación sólida, también por su capacidad intelectual y profesional, ante el destacado desarrollo que logró en su calidad de abogada. Si algo ha quedado acreditado es que la posición que tiene es producto de su constancia, lealtad y compromiso otorgado hacia el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador.

Si esto se conjunta con la evidente muestra que ha dado el señor presidente, respecto a respaldar a todos aquellos que lo apoyaron, está claro que los rumores surgidos en torno a la salida de la secretaria de Gobernación quedan y quedarán solo en eso, en rumores; es más, es muy probable que este tipo de embates no logren la salida de doña Olga de su posición y, muy por el contrario, simple y llanamente la fortalecerán.

López Obrador ha sido enfático, su 4T no admite trepadores, oportunistas y politiqueros, es decir a aquellos que anteponen la ambición personal al interés colectivo de la nación, y por supuesto, al de su movimiento. Es claro que muchos no se habrán dado por aludidos ante lo dicho por su máximo líder; sin embargo, habría que analizar quiénes bajo esa definición se han ido adhiriendo en diferentes tiempos al proyecto de quien hoy es el hombre más popular de México.

Está claro que durante la pasada campaña política López Obrador dio vida a un número importante de actores políticos que, sumidos en la adversidad, tenían un futuro incierto. Muchos, está claro, buscaron acercarse a él, no solo para reactivarse en la vida política, lo buscaron precisamente para anteponer sus intereses personales, a la filosofía y compromiso que el presidente ofreció al pueblo de México.

Solo no hay que olvidar jamás que quien da siempre tendrá la posibilidad de quitar. Por ello, lo importante será observar quiénes de forma clara se adhieren al proyecto de López Obrador, más que por un interés personal o mezquino, simple y llanamente porque creen en él, y no porque quieren servirse de él.

Diputado federal

Google News

TEMAS RELACIONADOS