Siempre he sostenido el dicho de que: “tanto en la vida, como en la política, no hay nada escrito”. Y es que cualquier cosa puede suceder. Jamás nadie imaginó un escenario como el que hoy vive el mundo entero, y en el que hoy, México, finalmente se incluye absurdamente en la globalización.

El Covid-19 o coronavirus hace atípicas las actuales circunstancias, y nos permite recopilar los principios que se han sostenido a lo largo de los años. Recordemos cómo de voz de nuestros abuelos escuchábamos: “Tú propones, Dios dispone y llega el chamuco y lo descompone”. Otro refrán que reza: “Si quieres que Dios ría, cuéntale tus planes”.

Hoy, todo es incierto para todos. Ni las grandes potencias se han librado de vivir el embate de la terrible pandemia, y de que esta haya cambiado el rumbo en sus planes y proyecciones gubernamentales. El propio presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en días pasados expuso: “todo iba muy bien, la economía, la generación de empleos, la fortaleza financiera, en fin, el bienestar, y de un momento a otro todo se colapsó”. Para el presidente norteamericano el escenario político es totalmente incierto, y el resultado para su reelección dependerá de la percepción de sus electores respecto a la forma en que maneje esta crisis mundial, pues en su país ya ha alcanzado un nivel de afectación alarmante y cobrado miles de muertes. Y seguirá tomando vidas, de acuerdo al fatídico pronóstico de la propia Organización Mundial de la Salud.

Para aquellos que en la vida política lo suyo lo suyo era futurizar, ojalá esta circunstancia les permita entender que todo puede suceder, y que el destino juega un papel crucial. Por ello, en nuestro país, los actores que se involucren en el manejo de esta crisis habrán de fortalecer o debilitar la concreción de los planes de la 4T.

El subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, se ha dicho en repetidas ocasiones técnico y no político, aunque también ha mostrado confusión respecto a cuál es su papel; sin embargo, es inevitable observar la carencia de destreza para transmitir con efectividad y credibilidad, los mensajes que infundan la esperanza de que saldremos lo mejor librados de esta situación. Poco inspira su titubeo y las repetidas contradicciones que el vocero de la salud pública ha expresado, y aunque a últimas fechas ha dejado la difusión de la información en manos de sus subalternos, está perfectamente claro que López-Gatell, al menos a primera vista, actuó de forma incorrecta desde el arranque de esta crisis mundial.

Resulta por demás absurdo pensar, que las acciones que realice el gobierno federal en materia de salud, en la voz de López-Gatell, afecten todo un proyecto de transformación. La lucha que la izquierda ha encabezado a lo largo de los años, logró por primera vez ostentar el poder gubernamental. Tal vez López-Gatell, aún no se da cuenta que su papel puede resultar más político que técnico, aunque todo parece indicar que no se le da ni lo uno ni lo otro.

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