En días recientes, la casa encuestadora Mitofsky presentó un estudio que muestra la presencia de los diferentes partidos políticos en el ánimo de la opinión pública. El Partido del Trabajo (PT) se encuentra en las mejores condiciones de popularidad respecto a las últimas dos décadas.

De acuerdo con el ejercicio estadístico presentado, el PT ocupa el segundo lugar de opinión positiva entre la población, en relación con las diferentes fuerzas políticas; hoy, suma el 21.6% de aceptación a lo largo y ancho de la república mexicana.

Está claro que este partido logró su mayor crecimiento como consecuencia de la decisión de acompañar, desde su origen, el proyecto político del Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador. En términos concretos, acompaña desde hace más tiempo al primer mandatario que el propio partido Morena, que aún no alcanza una década de existencia y cuya base social y liderazgos se fortalecieron con los desprendimientos del PRD.

El PT ha acreditado su constante lealtad al jefe del Ejecutivo y es el único partido que viene acompañando al proyecto de este, desde el momento mismo en que decidió buscar la Presidencia de la República.

La consolidación petista en el ánimo popular se ha venido fortaleciendo cada vez más a lo largo de los últimos tres años; pero sin duda, es un partido que ha resistido la adversidad y ha vivido tiempos complejos como, cuando de forma atroz, se le pretendió despojar del registro en el año 2015.

Su dirigente Alberto Anaya acumuló la experiencia y liderazgo necesarios a través de estos años de incansable lucha, que, hoy, consolidan al partido como un extraordinario referente de la 4T, ya que es la opción de izquierda más auténtica y representativa y se ha colocado en el justo extremo como un partido liberal.

La concordancia ideológica de los principios del PT enmarcan, de forma exacta, la propuesta ideológica de la 4T; no sólo respecto a una forma o estilo de vida, evidentemente también de gobierno. El principio que mueve a esta fuerza política es la igualdad social, el fortalecimiento de las condiciones de vida de las masas populares y el equilibrio justo de la distribución de la riqueza.

Es innegable la forma en que destaca uno de sus principales tribunos en la Cámara Baja, el diputado Gerardo Fernández Noroña, quien declinó su intención de gobernar al país, por apoyar al actual mandatario; o el coordinador de la bancada del PT en la Cámara de Diputados, Reginaldo Sandoval, quien amalgama con destreza la unidad del grupo parlamentario y se coloca como un posible aspirante de la izquierda a la gubernatura de su estado natal, Michoacán; o el diputado Alfredo Porras Domínguez, quien cuenta con altas posibilidades para ser gobernador por Baja California Sur; en Zacatecas, el diputado Alfredo Femat Bañuelos sin duda es otro actor de izquierda que tiene altas posibilidades de gobernar el estado que lo vio nacer; y qué decir del experimentado legislador Benjamín Robles Montoya que, además de acompañar en la vicecoordinación al diputado Sandoval, es el incuestionable candidato natural por la izquierda en su estado natal, Oaxaca.

Hoy, como nunca la presencia petista es inobjetable y se fortalece día a día con liderazgos naturales en las diferentes entidades de la república y seguirá sumando.

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