Lo siguieron desde Huitzilac y lo cercaron en la avenida Atlacomulco, en Cuernavaca. Ese día, 6 de diciembre, el estruendo de once disparos rompió la calma sabatina en la colonia Cantarranas. Eran justo las 14:00 horas.

Una identificación encontrada en el bolsillo de la víctima reveló su identidad: Erick Mancilla, de 28 años de edad.

Ocho meses atrás, Alejandro Mancilla Cueto, secretario municipal de Huitzilac y padre de Erick fue acribillado por motociclistas prácticamente a las puertas de su oficina en la presidencia municipal. La policía levantó del piso más de 20 casquillos percutidos.

Treinta días más tarde, en mayo de 2025, el hermano de Alejandro, José Luis Mancilla Cueto, expresidente de Bienes Comunales, fue asesinado sobre la carretera federal México-Cuernavaca.

Al exsecretario municipal de Huitzilac lo habían vinculado desde hacía años con el grupo criminal conocido como Los de Siempre —porque ha estado siempre en control de Huitzilac y de la zona norte del estado de Morelos—: el mismo grupo que dirige Abel Maya, antiguo lugarteniente de los Beltrán Leyva y líder actual de una de las organizaciones criminales más violentas y sanguinarias de Morelos.

Apenas en junio pasado, elementos estatales y federales aseguraron en Huitzilac un narcolaboratorio en el que, cada mes, desde hacía por lo menos siete años (2018), se procesaba una tonelada de la droga conocida como “cristal”, con ganancias de unos 300 millones de pesos mensuales.

El narcolaboratorio era propiedad de Abel Maya y operó, según las investigaciones, bajo la protección institucional “de algunos de los niveles de gobierno” durante el sexenio de Cuauhtémoc Blanco. No era un laboratorio cualquiera: en el lugar se hallaron reactores químicos de alta capacidad industrial.

A los pocos días, una bodega con miles de litros de huachicol que era distribuido de manera ilegal en gasolineras de la ciudad de México y el estado de Morelos, fue cateada en las cercanías de Tres Marías por fuerzas federales.

Los hermanos Mancilla Cueto controlaron durante lustros la oficina de Bienes Comunales, un botín de cientos de millones de pesos generados por el despojo, la invasión y la venta de inmuebles y terrenos ejidales y comunales, en zonas donde se levantan mansiones y residencias de descanso situadas en Real Montecasino, Coajomulco, Tres Marías y Huitzilac.

En 2024, fueron acribillados en un domicilio los cinco integrantes de una planilla que aspiraba a ocupar la oficina de Bienes Comunales.

El poder los Mancilla alcanzó su punto culminante durante del gobierno de Rafael Vargas García (2021-2024), cuya campaña, según las investigaciones, fue financiada por Abel Maya.

En ese trienio repuntaron los asaltos en carretera, los robos, los secuestros, las extorsiones, las ejecuciones y los despojos. El director de tránsito Óscar Meza García fue asesinado en el último día de su gestión: era investigado desde que policías a su cargo escoltaron la camioneta en la que fue secuestrada la chef Zahie Téllez.

Más adelante, tres funcionarios de Bienes Comunales fueron aprehendidos luego del secuestro de una persona a la que despojaron de un terreno de 10 mil metros cuadros y a la que hombres armados obligaron a ceder a un tercero su propiedad.

Constancias falsificadas, tráfico de documentos, colusión a nivel estatal y municipal, han marcado la vida de Huitzilac desde aquellos años.

Según reportes de inteligencia consultados, a través de su relación con Alejandro Mancilla, el jefe criminal Abel Maya empujó la candidatura del nuevo alcalde de Huitzilac, César Dávila Díaz.

“El municipio está completamente podrido”, señalan fuentes policiacas que investigan los homicidios de los integrantes de la familia Mancilla. “La mugre sale por todas partes”, dicen.

A todo este panorama criminal se suma la existencia del invencible Cártel de los Talamontes que, con apoyo y protección oficial, ha devastado cerca del 13% de los bosques de la zona, y cuyas actividades son realizadas con el auxilio de patrullas policiacas “que les sirven de muro”. En solo un año se dieron 15 enfrentamientos entre autoridades y mafias de talamontes.

Esta trama criminal alcanzó un nuevo capítulo con el asesinato en Cuernavaca de Erick Mancilla. Mucha sangre ha corrido en Huitzilac. La dejaron correr desde el año primero y continúa corriendo en el que ya es el séptimo año de la Transformación.

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