De acuerdo con un artículo publicado por Chris Mooney hace unos días en el Washington Post, el autor reconoce que el coronavirus por sí mismo es suficientemente letal. De igual forma, reconoce el hecho de que algunos expertos sospechan que la mala calidad del aire lo hace aún más letal. Es decir, la mala calidad del aire, el fumar y otras agresiones sobre los pulmones hacen aún peor el impacto del coronavirus en la salud humana. Mooney no deja de reconocer que este mal le pega más fuerte a los adultos mayores y a aquellos que tienen problemas de salud preexistentes.

Así las cosas, hay científicos que están considerando si otros factores pueden intensificar el malestar que muchos padecen hoy por el coronavirus o incrementar las posibilidades iniciales de infección, incluyendo el fumar y la contaminación atmosférica. Al día de hoy, no hay evidencia científica suficiente que apoye esto, pero si hay algunos estudios que apuntan hacia esta dirección. Algunos expertos han notado que algunas afectaciones a los pulmones de contaminantes que provienen de la combustión, pueden incrementar riesgos de infecciones respiratorias por virus como el coronavirus. Igualmente, la mala calidad del aire puede causar la inflamación de los pulmones lo que pudiera empeorar los síntomas del coronavirus.

De acuerdo con Aaron Bernstein, Director Interino del Centro para el Clima, la Salud y el Ambiente Global de la Universidad de Harvard, es muy posible que las personas que están expuestas a una mala calidad del aire y que fumen algún tipo de tabaco la van a pasar muy mal si llegan a ser infectados por el coronavirus en comparación con aquellos que hoy están respirando aire limpio y que no fuman. No obstante lo anterior, no hay consenso en esto momento sobre el vinculo antes referido.

Para Anna Hansell, experta en epidemiología ambiental de la Universidad de Leicester en el Reino Unido, sugiere tratar esto como una hipótesis razonable, pero aún una hipótesis. La evidencia para esta hipótesis proviene de dos fuentes: la primera, establece que los estudios llevados a cabo al día de hoy, aún son imperfectos; la segunda, tiene que ver con que hay más razonamiento médico básico de cómo el Coronavirus y los productos que provienen de la combustión (una mezcla de químicos y gases) afectan a los pulmones.

Al haberse estudiado el SARS en China en el año 2003, un equipo de científicos de la Universidad de California en Los Ángeles en conjunto con diversas instituciones chinas encontraron que los casos tienden a más letalidad en aquellas regiones de China con mala calidad del aire. Advirtieron que solo encontraron una asociación y no una causa y que el resultado podría estar relacionado con algunas variables relacionadas con las condiciones socioeconómicas y las prácticas de salud.

De acuerdo con Christopher Carlsten de la Universidad de Columbia Británica, el coronavirus pudiera amplificar la presión sobre los pulmones derivado de la mala calidad del aire y de la fumada. Establece que si el proceso inflamatorio de los pulmones ya está en marcha y agregas un elemento adicional como el coronavirus, simplemente establece una situación en la cual estará uno afectado por dos vías. Y no sólo eso, sino que además, si esto es correcto, otros factores como los incendios forestales (que están a la vuelta de la esquina) que contribuyen a la contaminación atmosférica, pueden intensificar el riego del coronavirus.

No obstante que todo lo expresado anteriormente requiere de mayor estudio e investigación, es claro que el estar expuesto por un periodo de tiempo a la contaminación atmosférica nos lleva a tener un mayor riesgo de desarrollar una enfermedad pulmonar obstructiva crónica. Es igualmente cada vez más claro que las personas que desarrollan este padecimiento pulmonar tienden a tener una enfermedad más severa al contraer el coronavirus. De manera similar, el fumar puede provocar enfermedades cardiacas y pulmonares lo que hace que uno quede predispuesto a consecuencias más severas al contraer el coronavirus.

Lo que aún falta es poder probar el vínculo directo y causal. Sin embargo, si hay una hipótesis sobre el hecho de que el fumar y la mala calidad del aire pueden ser factores que empeoren más la salud de una persona al contraer el coronavirus. Ante este panorama, valdría la pena que cada uno de nosotros reflexione al respecto y tome las medidas y acciones necesarias que se requieren para mejorar nuestra salud. Por su parte, el gobierno debe de contar con una política pública efectiva que ayude a reducir y evitar las más de catorce mil muertes que se dan en el país cada año por la mala calidad del aire. ¿Cómo es posible que gobiernos van y vienen y nadie hace nada al respecto? ¿Será que ante la falta de políticas públicas, finalmente la sociedad en su conjunto responderá? O simplemente, ¿nos quedaremos todos con los brazos cruzados?

Director Ejecutivo, Centro Mexicano de Derecho Ambiental, A.C. (CEMDA)

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