No es por presumir pero les voy a presumir cómo vamos en las encuestas”, dice el mayestático Supremo a cada rato en sus mañaneras ante la atónita patria. Y la patria matutina lo ama tanto que le permite presumir, pero siempre y cuando no sea por presumir sino por presumir, que es distinto.

Una vez certificada su mundialmente reconocida modestia, El Supremo ordena a su apóstol Jesús que proyecte en su cinito particular del Salón Tesorería de su palacio los resultados del Gran Concurso Internacional de Grandeza Aprobatoria . Y para pasmo y asombro de la patria y del mundo, ¡sucede que El Supremo siempre está en segundo lugar!

El Supremo se dirige lentamente hacia su cinito y lee los datos lentamente. Narendra Modi de la India “sigue estando en primero con 77% de aprobación” –dice con lenta resignación— pero le sigue de cerca con 68% “el de Tepetitán, Macuspana, Tabasco, aldeano (sic), con un gran respeto y agradecimiento a nuestro pueblo, sobre todo a la gente humilde, a la gente pobre, que es muy solidaria, muy fraterna, muy agradecida, pueblo bueno”.

Consume después El Supremo (cito la mañanera del 4 de noviembre, en línea) un buen tiempo circular leyendo lentamente los nombres de los demás líderes mundiales y sus porcentajes. Los líderes de Noruega y Holanda están entre los peor evaluados. Qué pena. Sólo cinco líderes cuentan con “aprobación”, concluye compasivo, y reitera que “si estamos en segundo lugar es por nuestro pueblo”, lo que demuestra conocimiento de la ciencia de la encuesta, ya que de haber encuestado a un pueblo no nuestro (por ejemplo, el noruego), quizá el resultado habría sido diferente.

En fin, que una vez que ha confirmado hallarse de nuevo en el podio de los triunfadores no aspiracionistas, El Supremo se felicita a sí mismo y a la patria por tener un piloto tan eficiente. Y “¿De cuándo es la encuesta?”, pregunta. Y su apóstol Jesús responde que “es en tiempo real”, lo que es mentira (pero la grandeza no se anda con minucias).

Y la afición celebra el triunfo coreando ¡Mé-xi-co, Mé-xi-co!

Este Gran Concurso Internacional de Grandeza Aprobatoria lo lleva una empresa que se llama “Morning Consult”, o sea que es otra mañanera. La dirige en Estados Unidos un joven llamado Kyle Dropp, especialista en “psicografía” aplicada a “la industria de la investigación en el mercado” usando “inteligencia artificial”, como explica su sitio web. El joven Dropp cuenta con 1,795 seguidores en Twitter. Esta mezcla de nostradamus y algoritmo tiene una eficiencia de 83% en sus análisis y predicciones, según los evaluadores externos. Es decir que a veces le atina y a veces no, como cuando predijo que Hillary Clinton ganaría en 2014.

Se lee ahí que las encuestas en México se levantan “entre 500 y 5000” personas “representativas de adultos nacionales” y por medio de internet. Y que también utilizan a “varios proveedores” locales de encuestas. Y que toman en cuenta variables como educación, ingreso, partidismo e ideología, si bien “se basa más en los datos de los gobiernos que en los de organismos no gubernamentales”.

Pueden verse en morningconsult.com las gráficas sobre la grandeza del Supremo desde que ascendió al trono. En junio de 2020, por ejemplo, el 58% de los encuestados dice que México va por “el camino equivocado” pero que, al mismo tiempo, el 59% lo aprueba. Curiosa cosa ésta de la ciencia psicográfica algorítmica internacional.

¿Y por qué es tan popular López Obrador? “Morning Consult”, muy científicamente lo adjudica a un sólo motivo: “no pertenece al PRI”.

Si supieran...

@GmoSheridan