Cuando ya todo parecía indicar que no habría más sorpresas en el espeso puchero cultural de la TetraMetamorfosis Patria, irrumpieron en la cascada del tuíter un par de comunicados elocuentes, y como provenían de la Pareja Presidencial en Ciernes, consideré mi deber ciudadano ponerme al tanto.

La secretaria de la Función Pública, Irma Eréndira Sandoval, dijo: “Nuestro zócalo se llenó de vibra positiva, pacífica y transformadora; y nuestros corazones de gusto por haber saludado a un emblema de las luchas de resistencia en América Latina”. Mientras que el secretario de Adulación Pública, John Ackerman, dijo: “Enorme gusto encontrarnos con el Gran Residente, un músico revolucionario, talentoso e inspirador y una de las voces humanistas más lúcidas de toda América Latina”.

¿Quién será —me dije— este lúcido pensador en quien los faros ideológicos patrios ponen todas sus complacencias? ¿Quién será éste que suma a Rodó y a Martí, a Ginastera y a Moncayo, a Darío y a Neruda, a Bolívar y a Juárez, al Che y a Hugo Chávez y a Dussel y a José José? Pues es “El Residente”, un caballero que se llama René Pérez Joglar, es de Puerto Rico y tiene 6 millones de fologüers y peroró dos horas en el “Corazón de la Patria” por alguna cantidad no especificada.

Porque el señor Residente fue invitado a exhibir sus plásticos talentos en un espectáculo público, laico, gratuito y popular en el Zócalo, donde el día 8 el pueblo unido se inyectó de nuevo esperanza en la verbena. Lo hizo en un magno altar de tubería entre macrobocinas súperbass espectorantes y cañonazos de luces guindas, justo frente a la anciana Catedral, ese edificio elvioladorerestú lleno de altares en desuso.

Saturado de entusiasmo, enfrenté pues mi destino latinoamericano y asesté un ansioso click en su video. Se titula “Residente Pecador” y vive en el YouTube. Es una obra de arte musical y poética de seis minutos de duración. Véala y entienda.

Lo primero que se escucha es una polifonía renacentista que pronto es evacuada por un potente ponchis ponchis revolucionario. Y lo primero que se mira es una señorita vestida de monja que canta con voz de macho en una iglesia llena de incienso y parafina. Desde ahí, la monjita-señor mira retadoramente a la cámara y cacarea 200 versos elocuentes. Cito algunos:

Lo primero que rapea (así se dice) es: “Soy El Residente. Del pecado el máximo exponente” (caray). Luego berrea: “Si supieran lo que tengo en la cabeza me daban pena de muerte”. ¿Y qué tiene en la cabeza? Ideas lúcidas y humanistas como “No soy un dulce navideño dentro de un calcetín. No soy cookies and cream. Soy el que llega a tu casa a orinarte el jardín” (híjole).

¡Qué pena de muerte ni qué nada! ¡A esta fragorosa mescolanza de pensamiento Aconcagua con Anti-Dühring que borbotea como semen de Nicanor Parra habría que darle más bien el Gran Premio Nacional y un tiraje masivo en el FCE y un concierto en Bellas Artes!

Si la TetraMorfosis ve en este encendido lirida a una “vibra positiva, pacífica y transformadora”, es porque El Residente nunca nos va a mentir: “Me pongo pesado cuando estoy tomado y les da miedo porque saben que estoy armado”. Atiza. Y porque El Residente siempre dirá la verdad: “Escribo en servilleta. Soy más peligroso que un fanático religioso con escopeta.” Cáspita.

Sí, se suman las voces de Sor Juana y Solalinde: “Los versos (sic) que escribo hacen que a Jesús/ se le salgan los clavos de la cruz” (one more sic). Y cuando canta eso, un Jesucristo crucificado con tetas se echa un clavado en la pila de agua bendita mientras grita: “Soy un predicador cuando abusa de un menor” y “asumo mi papel de darles a todas en las nalgas con el malhumor de un padrastro”. Zambomba. Y “Mi espíritu al cuarto de tus hijos se trasplanta y en la noche junto a sus ositos de peluche los espanta”. Recórcholis.

Es formidable.

Y la música, tan humana y melodiosa, que suena a close up de movimiento peristáltico de brontosaurio mezclado con chillidos megabyte. La CNTE debería organizar una inacabable tabla gimnástica con esto.

Y en el tuíter, la Pre Pareja Presidencial se selfisea con El Residente y con el hijo de AMLO y en su tuíter @Residente y ponen videos de cómo su banda se empedan y hacen concursos de eructar, muy talentosos, y anuncia que su concierto va “por todos los movimientos sociales de Latinoamérica” y que “mañana la vamoa rompel pero tan hijodelagranputamente en el zócalo que tengo miedo”.

Yo no. Yo lo que tengo es mucha ilusión.

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