La semana pasada el Supremo acometió (entre otros) un curioso espectáculo: ascender a los altares de la Renovación Moral al feliz señor Salgado Macedonio, su viril paladín para gobernar el risueño estado de Guerrero, frente al abuso de las mujeres en general (salvo las militantes del MoReNa) y de las que lo acusan de violación en particular. Fue tan grave la cosa que tuvo que lanzar el edicto “El ya chole unido jamás será vencido”, y mucho menos por las mujeres.

A mí francamente el asunto me asqueó a tal grado que, por primera vez en el sexenio, tuve que recurrir a la teoría de ver a la larga, nunca tan necesaria como en estos días cortos.

Como es sabido por todos, y hasta por mujeres que militan en el MoReNa, la teoría de ver a la larga emanó del punzante cacumen del señor Rafael Barajas (a) “El Fisgón”, pensador a tal grado meritocrático que el Supremo lo ungió director del Instituto Nacional de Formación Política (INFP) del MoReNa, un centro de irradiación didascálica financiado por el Pueblo donde la innata sabiduría del Pueblo (mujeres incluidas) es aumentada por la sabiduría del Supremo, que se inspira en la del Pueblo.

La teoría dice, a la letra: “Con Andrés Manuel me pasa con mucha frecuencia que no estoy de acuerdo con cosas que dice. Pero ahora, mi reflejo es preguntarme: ‘¿Qué es lo que no estoy entendiendo?’. Y sí, me doy cuenta de que con mucha frecuencia, a la larga, él tiene razón, y esto lo ves a la larga. Esto te habla básicamente de que es un dirigente político muy
sofisticado.”

Así pues, apele usted a esa teoría. Reconozca que todos esos previos desacuerdos (pandemia, militarización, aeropuerto, producción de pobres, alianzas con Trump, con el PES, con Bartlett) produjeron a la larga maravillas y actívela de nuevo ante el caso Macedonio. Conviértala en praxis. Sentirá alivio de inmediato y, mejor aún, a la larga.

Así pues, cuando el Supremo desafíe su inteligencia, agravie sus principios u ofenda su moral, declárese tonto en corto, pero ábrale la puerta a la larga. Porque ahí, en la punta de la larga, verá con mucha frecuencia que a la larga brilla con tal esplendor la luz transformadora que su antaña tontería en corto se trocará con mucha frecuencia en hogaña sabiduría, capacitando a la larga a su cerebro para aquilatar el grado de sofisticación del Supremo Dirigente que lo hizo dudar a la corta.

Todo es cosa de darle tiempo a la larga. Seguramente el Supremo Sofisticado ya atisbó que a la larga, el virrey Salgado Macedonio sabrá aceptar las disculpas de las mujeres que lo infamaron en corto, y creará a la larga, en el próspero rincón de la Patria que es Guerrero, el Instituto Estatal de Emancipación Femenina Ya Chole que a la larga educará a la bravía mujer guerrerense en la conciencia de que no hay que andar calumniando en corto para lograr beneficios políticos con acusaciones de abuso sexual a los Faros de Moralidad que no mienten, ni roban, ni engañan al Pueblo.

Y si ahorita en corto todo México, y sobre todo las mujeres, y en especial las mujeres del MoReNa, se preguntan “¿Qué es lo que no estoy entendiendo?”, deben tener fe a la larga y entender que la mente del Supremo avanza a tal velocidad que los simples mortales y mortalas no entendemos sus designios en corto pero los entenderemos a la larga.

Eso es lo bueno de la larga: el ámbito de su eficiencia no se mide ni a la larga. Llegarán las elecciones del 2024 y la larga seguirá ahí, tan campante.

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