Argumenté la semana pasada que John Ackerman, consejero del presidente Supremo, viola los artículos del Estatuto General de la UNAM que prohiben “las actividades de índole política que persigan un interés personalista”, la utilización del patrimonio universitario para fines ajenos a su interés académico y hacer de la UNAM campo de actividades “de política militante”.

Puede el señor Ackerman dedicar su vida a enaltecer la grandeza del Supremo, si así le place, y a divulgar la ideología bolivariana que a su parecer es la más adecuada para convertir a México en una potencia mundial. Pero podría hacerlo con su partido, el MoReNa, que cuenta con cientos de millones y un Instituto Nacional de Formación Política, del que Ackerman es funcionario.

Lo que no puede es hacerlo poniéndole el escudo de la UNAM a su militancia particular y utilizando sus espacios y recursos. O mejor dicho, sí puede, pero sólo si desdeña su Estatuto, como hizo el Supremo al agraviar la autonomía imponiéndole a la UNAM un superdelegado.

Veamos un ejemplo (entre muchos) de este abuso. Viene a cuento además por la reciente decisión presidencial de aliarse a Televisa y a TV Azteca para alcanzar los objetivos pedagógicos nacionales, una alianza que afrenta a la ultra para quienes la única SEP “digna” será una que controle la CNTE, y para quienes la “reforma a la Reforma Educativa” de AMLO es cada vez más una “traición” al pueblo…

Bueno. En una columna previa ya evoqué a Ackerman narrando que en 2016 AMLO le ordenó que fuera el “enlace” para unir a la CNTE con el MoReNa.

Obedeció: en mayo de 2016, Ackerman, Teresa Garduño, Hugo Casanova, Antonia Candela y Hugo Aboites abogaron por la CNTE ante la SEP. Hasta ahí es militancia partidista, y está bien. Pero días después, Ackerman organizó un “Foro Deliberativo” en un auditorio de la UNAM en el que, con representantes de la CNTE, celebraron su alianza “con la UNAM”. Y eso está mal, pues va contra el mencionado Estatuto.

Luego, el 21 de junio de 2016, Ackerman organizó una manifestación pro-CNTE en el campus de la UNAM. Luego una “Asamblea Universitaria con la CNTE” obligó a TV UNAM y a Radio UNAM a transmitir un manifiesto contra el rector Graue y en favor del “magisterio movilizado”.

Poco después, en diciembre de 2016, se llevó a cabo el “Tercer Foro Nacional de la CNTE: Hacia la construcción del proyecto de educación democrática”, en cuyo acto inaugural se festejó la presencia del “Grupo Académico de Asesores de la CNTE” formado, de nuevo, por Candela, Casanova y Ackerman, quien en su discurso entonó un sentido himno al “fortalecimiento institucional” de la unión entre la UNAM y la CNTE.

Aún sigue obedeciendo: en enero de 2020, el Programa (PUEDJS) que maneja Ackerman en la UNAM, organizó una semana de “Jornadas de trabajo para el estudio de la CNTE”, cuyas conferencias científicas estuvieron a cargo del mismo “Grupo Académico de Asesores de la CNTE” de 2016, pero ahora en la UNAM, vestido de academia y con muchísimo presupuesto del Conacyt…

Los asesores académicos de la CNTE luchan contra las reformas educativas neoliberales y apoyan la “educación crítica”, la única que merece México, una que solamente puede impartir la CNTE, dicen: una educación “al servicio del pueblo” inspirada por Lucio Cabañas.

(Una que, por cierto, lamentablemente no tienen las hijas de Ackerman pues, como él lo ha dicho, estudian en el Liceo Francés, donde pagan 150 mil pesos de colegiatura anual cada una…)

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