Desde hace casi 100 años los cárteles mexicanos han traficado sustancias ilegales al territorio estadounidense; uno de los principales negocios, el cannabis, ha comenzado a perder valor. Esto obedece a varias razones, la primera siendo que, con la industria legal regulada por normas de calidad y seguridad, además de que la investigación y mejora de las plantas llevó a tener productos de mejor sabor, potencia, presentación y en general más seguros; por lo que poco a poco se dejó de consumir el cannabis que se enviaba desde México. Los precios también cayeron en regiones donde tradicionalmente se siembra cannabis, como la sierra de Guerrero en donde el kilo de esta planta cayó de alrededor de 1,000 pesos por kilo a tan solo 150 pesos.

En los últimos años la tendencia de enviar cannabis mexicana a Estados Unidos no solo se detuvo, sino que incluso se invirtió. En ciudades como Tijuana es común que los consumidores de cannabis crucen la frontera a comprar sus productos en lugares como San Diego y regresen con pequeñas cantidades de lo que no consumieron del otro lado de la frontera, aprovechando que la seguridad es menos estrecha al regresar a México, pero esta tendencia pronto fue adoptada también por organizaciones criminales que traen todo tipo de productos de cannabis legal de lugares como California, Arizona y Nuevo México.

Una vez que estos productos cruzan la frontera pueden duplicar o triplicar su valor sin problema, pues además de ser mercancía ilegal en nuestro país, es ahora es un producto importado. La cercanía de los mercados y productos legales a las fronteras mexicanas, así como la aparición en los medios de comunicación de diversas celebridades usando cannabis, ya sea de forma recreativa o medicinal, genera un mercado aspiracional en los consumidores mexicanos, que desean usar los mismos productos que sus raperos, deportistas y celebridades favoritas.

Todo esto sin necesidad de túneles, minisubmarinos, rutas peligrosas o complicados escondites. Sencillamente cruzan en autos o pasos peatonales, cargando maletas repletas de cannabis y productos derivados de ella; lo más popular, las flores, los comestibles y los concentrados. Son pocas las noticias que podemos leer en medios de comunicación de incautaciones de productos cannábicos estadounidenses que entran ilegalmente a México, los reportes por parte de las autoridades tampoco son muchos.

En México las incautaciones llegan a cifras como 5 mil 250 frascos de gomitas o más de 600 cartuchos de aceite de cannabis, estos últimos con un valor aproximado de 30 mil dólares en el mercado mexicano, es decir, unos 600 mil pesos. De acuerdo con una investigación publicada por el Washington Post, dispensarios como Urban Leaf en San Isidro California, reportan que hasta el 55% de sus clientes son mexicanos y aunque se les advierte que cruzar la frontera con cannabis representa un delito, es todo lo que pueden hacer.

Actualmente, en México, el acceso legal al cannabis se obtiene únicamente a través de un permiso de siembra que otorgará la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios, COFEPRIS, luego de que la Suprema Corte eliminaradistintos párrafos referentes al cannabis de la Ley General de Salud.

Si bien el autocultivo es una opción viable, no todos los usuarios podrán llevarlo a cabo y la tendencia de traficar cannabis extranjero a México continuará al alza, pues quienes no puedan cultivar su propio cannabis recurrirán al mercado negro exigiendo cada vez mejores productos o marcas de renombre, al menos hasta que exista una ley que permita la creación de una industria cannábica con reglas claras, que deje la cadena de producción en suelo nacional y sea incluyente con las comunidades que mantuvieron vivo el cultivo.

El campo mexicano tiene mano de obra preparada para el manejo del cannabis y con los lineamientos de una industria legal, los productos nacionales podrían competir en el mercado internacional si se le da una oportunidad con una industria legal.

Presidente de la ANICANN 

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