Es bien sabido que la especie Cannabis sativa -de cuya planta hembra proceden las flores que, secas y molidas, se conocen como marihuana, o mariguana (se aceptan ambas grafías)- , procede de Asia central. Sin embargo, este nombre se dio a conocer mundialmente debido a su relación con los mexicanos. En este artículo revisaremos algunas de las conjeturas más conocidas de la procedencia de esta palabra y veremos cómo cobró fama mundial.

Algunas hipótesis señalan que el término pudo haber venido de África, o haber llegado con los esclavos que provenían de diversas partes del mundo durante la colonia. Recuérdese, por ejemplo, que el nombre de una de las islas Bahamas es Mayahuana. También hay quienes afirman que podría provenir del chino má rén huā, que significa “flor de semilla de cáñamo”.

Si se busca un origen mexicano de la palabra, existen varias conjeturas plausibles: el mote mariguana podría derivar de un grupo indígena de Tamaulipas, los mariguanes. La obvia semejanza fonética podría haber sido el origen del nombre de una de las sustancias más conocidas del mundo.

De acuerdo con la hipótesis del origen náhuatl de la palabra, el término podría provenir de “malli”, hierba que se enrosca o se agarra, o hierba para tejer, y “huana” que se asocia a “thauhani” , borracho o alterado de la mente.

A mediados del siglo pasado se decía que el término provenía de la unión de dos nombres propios: María y Juana, como se llamaban muchas de las mujeres que vendían hierbas y otros productos del campo en plazas, mercados y calles. Los Juanes también era el apodo con que se conocía a los soldados.

Acaso nunca sepamos la verdadera etimología de esta palabra. Sin embargo, de distintas maneras, la cannabis forma parte de la cultura mexicana desde su arribo a este continente a finales del siglo XV, donde su presencia puede rastrearse en diversos momentos, como ya hemos mencionado en esta columna. En México la historia de esta especie ha sido tan relevante que se encuentra presente en una de las canciones más populares de nuestra cultura:

La cucaracha, la cucaracha 
ya no puede caminar; 
porque no tiene, porque le falta 
marihuana que fumar

Durante las primeras décadas del siglo XX la mariguana se asoció -de manera negativa- con grupos de trabajadores mexicanos que migraban a California en busca de oportunidades de trabajo. Harry J. Anslinger, el primer comisionado de la Oficina Federal de Narcóticos de Estados Unidos, en su campaña de desprestigio contra diversas minorías basada en el consumo de distintas sustancias, acusó a sus vecinos del sur del Río Bravo de enloquecer por el consumo de la planta (también asoció el consumo de opio con los chinos y el de cocaína con grupos afrodescendientes). Esta campaña en contra de la mariguana tuvo el efecto de darle proyección mundial y quedar permanentemente asociada a la nación mexicana.

Nos encontramos en una época, sin embargo, en la que los prejuicios sobre la planta han ido poco a poco cayendo por su propio peso. Su probada utilidad como fibra para producir papel, textiles, materiales de construcción, biocombustibles, aceites, alimentos humanos y animales; así como su potencial médico y como sustancia psicoactiva de bajísimo riesgo a la salud humana, se han ido revalorando.

A 102 años de su prohibición en México, aceptar, estudiar y aprovechar la innegable presencia del cannabis en nuestra historia contribuiría a aprovechar un recurso que, con independencia de juicios morales cada vez más anacrónicos, irá ganando relevancia en la economía y la cultura de este mundo en constante cambio.


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