Los datos recientes y las proyecciones sobre el comportamiento de la economía en México arrojan resultados negativos. Están inscritos en comportamientos semejantes reportados o estimados para otras economías, destacadamente Estados Unidos y varias de Europa y América Latina. Sobre México, los departamentos de estudios económicos de bancos globales y organismos económicos multilaterales siguen revisando a la baja los resultados del desempeño económico para el año en curso. Acompañando pronósticos y estimaciones, existen recomendaciones sobre qué hacer y una evaluación de las medidas ejecutadas por el gobierno federal para enfrentar la emergencia.

Desde el Fondo Monetario Internacional se recomienda realizar acciones excepcionales de apoyo a la economía. Se insiste en utilizar recursos del erario para apoyar el empleo, ejecutando medidas de apoyo fiscal (condonación o créditos fiscales) y otras que impliquen soporte para las empresas. En el discurso se insiste en apoyar a pequeñas y medianas empresas.

Se destaca que es posible el recurso del endeudamiento público para poder llevar adelante estás acciones. Incluso, se destaca que hay disponible una línea de crédito del propio organismo financiero multilateral con el gobierno de México, por 61 mil millones de dólares. El crédito fue renovado, considerando una disminución desde 74 mil millones de dólares a la cantidad señalada líneas arriba, en noviembre de 2019, y tiene varios años de haber sido establecido, con los pagos de comisiones correspondientes en cada ocasión que se renueva. Además, la Reserva Federal de Estados Unidos estableció el 19 de marzo pasado, como parte de una política de apoyo a varios bancos centrales, una línea de crédito flexible por hasta 60 mil millones de dólares para garantizar la liquidez en esa moneda en los países considerados.

El acuerdo fue recientemente ampliado hasta marzo de 2021. Se considera que es un soporte, que acompaña a las reservas internacionales, y con base en ese crédito la Comisión de Cambios de México ha autorizado al banco central a realizar operaciones de subasta de dólares para entrar al mercado en circunstancias en que se observa falta de liquidez en la divisa verde. Es decir, actuar para contener movimientos de depreciación del peso frente al dólar.

En este escenario, el presidente Andrés Manuel López Obrador insiste en que no se recurrirá a contratar deuda para enfrentar la emergencia sanitaria, ni para reactivar la economía. Se afirma que el gobierno no dejará una carga financiera mayor a las generaciones futuras. Se trata de un tema relevante y que, de forma recurrente ha implicado serias dificultades para países y gobiernos de la región. Precisamente, en estos días el gobierno de Argentina concluyó una renegociación de deuda externa con los tenedores de títulos emitidos en moneda extranjera por un monto de 66 300 millones de dólares.

Para el presidente de Argentina era una carga financiera que no permitía el crecimiento del país. Las historias de renegociación de la deuda externa en los años ochenta son elementos para considerar que es un camino no transitable. El principal problema para los gobiernos y las finanzas públicas es que se trata de deuda contratada en moneda extranjera. A la fecha, una economía como la de México funciona con una notable incapacidad para dotarse de la cantidad de moneda extranjera para financiar sus relaciones económicas con el exterior. La propia industria petrolera es desde hace algunos años una actividad que no tiene un saldo positivo en divisas en sus relaciones con el exterior. La inversión extranjera directa puede arrojar saldos negativos al considerar los pagos por regalías, uso de patentes, compras de equipos al extranjero, compra de partes en el exterior y el pago de las ganancias.

A la fecha, las principales compañías que explican la parte más dinámica del comercio exterior se caracterizan por el alto contenido importado de lo que exportan. Cambiar ese patrón de comercio exterior depende de decisiones de las matrices, mayormente ubicadas en algunos países desarrollados. En ese contexto es particularmente delicado el peso de los capitales del exterior que son tenedores de títulos de deuda del gobierno y de empresas, aun cuando los documentos estén denominados en pesos. Hace algunas semanas existió una notable salida de capitales, contexto en que se generó una depreciación notable del peso frente al dólar. En ese terreno se ubica el problema para la economía del país.

El gobierno de México puede contratar deuda en pesos y, en tanto todo el circuito se resuelva en esa moneda e impulse el crecimiento de la economía, no constituye un problema. Así puede financiarse Pemex, pero también la obra pública. Es la forma de incorporar a la banca de desarrollo al proceso de crecimiento. Es un medio para producir una transformación estructural de la economía compatible con el crecimiento sostenido.

Departamento de Economía, Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Iztapalapa

Twitter: @GregorioVidalB

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