El 3 de marzo pasado, el Comité de Mercados Abiertos de la Reserva Federal (FOMC) tomó la decisión de reducir en medio punto porcentual la tasa de interés de fondos federales, para situarla en un rango de entre 1% y 1.25%. La decisión se consideró sorpresiva y en cierto sentido producto de una suerte de extraño choque externo. El FOMC se reunió fuera de su calendario regular y, lo que es más notable, decidió una reducción de medio punto porcentual que no había aplicado desde hace largo tiempo. El 16 de diciembre de 2008 acordó una baja en la tasa de referencia de 0.75%, como parte de las medidas de extrema urgencia para contender con la crisis financiera global y la gran recesión. En ese año en varias ocasiones la Reserva Federal redujo la tasa de interés en montos mayores a 0.25%. Sin embargo, desde finales de 2008 hasta el 3 de marzo no había realizado un cambio de tal magnitud.

En la conferencia de prensa que realizó el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, señaló que para ellos lo que realmente importa no es la epidemiología, sino los riesgos para la economía. Como destacó Powell en enero, en ocasión de la anterior reunión regular del FOMC, se concluyó que la política monetaria estaba bien posicionada para apoyar el crecimiento que tenía la economía. Sin embargo, en el curso de pocas semanas el escenario se modificó por un hecho externo al comportamiento de los mercados. Sin duda, la epidemia de este nuevo coronavirus (Covid-19) está afectando de muy diversas formas la vida en gran cantidad de países, destacando el caso de China. El lugar de esta economía en las cadenas globales de valor tiene una dimensión internacional y hay diversas industrias que están teniendo problemas de suministro de algunas partes necesarias para manufacturar diversos artículos. En otros casos se están afectando actividades con gran concurrencia de personas en diversos países del planeta y esto puede aumentar. Todo ello es un proceso con resultados negativos para diversas actividades económicas. Sin embargo, el problema mayor son las condiciones macroeconómicas en que se presenta la epidemia.

Son muchos años con un débil crecimiento de la economía mundial. En este escenario la excepción había sido China y en algún momento India. Pero, por ejemplo, la Unión Europea no logra recuperar un crecimiento económico sostenido y relevante. En América Latina se tiene un nuevo ciclo de débil crecimiento que se presenta desde 2014, sin que se observen condiciones para que se modifique en el año, aún antes de considerar el problema del Covid-19. En las mayores economías desarrolladas el escenario ha sido de débil crecimiento económico y sin alcanzar las metas de incremento en los precios de alrededor de 2%, aumentan menos. Además, en todas ellas ha sido imposible regresar a lo que consideran tasas de interés normales y más ampliamente a la ejecución de una política monetaria que no esté soportando de forma extraordinaria el comportamiento de las economías y dotando de recursos extraordinarios a los mercados financieros.

En Europa y en Japón son muchos años en que las tasas de interés de referencia que fijan los respectivos bancos centrales están cercanas a 0% o incluso son negativas y se mantienen diversos programas de compra de deuda o de apoyos extraordinarios al sistema financiero. Son años y años en que las corporaciones y las firmas financieras están obteniendo beneficios a partir de un creciente endeudamiento de empresas y hogares. La multiplicación de las formas y medios de hacer líquidos todos los activos y generar deudas con los más diversos bienes es un método relevante para que unos pocos mantengan cuantiosas ganancias. El Instituto de Finanzas Internacionales informa que para el tercer trimestre de 2019 la deuda de hogares, gobiernos, corporaciones no financieras y financieras siguió creciendo y representa alrededor de 322% del PIB global. En los países desarrollados más importantes como Estados Unidos, Alemania, Japón y Francia la deuda de las corporaciones no financieras es mayor con relación al PIB al final de 2018 que la de 2007. Un proceso semejante se observa con la deuda de los hogares. Son estos datos los que se tornan particularmente graves ante un escenario de menor crecimiento económico. Sin embargo, se insiste en mantener la consolidación fiscal como el objetivo primero de la política económica y se defiende la austeridad, que es parte del problema. La continuidad en la política económica es el problema mayor.

Departamento de Economía, Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Iztapalapa
Twitter: @GregorioVidalB

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