Recientemente se desató una acalorada discusión en diversos medios de comunicación y en redes sociales sobre la cifra correcta de la inversión extranjera directa (IED) en México durante el primer trimestre del 2021.

Por una parte, de Secretaría de Economía (SE) anunciaba con “bombo y platillo” un incremento del 14.8% en dichos flujos monetarios, comparando el 1er. trimestre del 2021 contra el mismo período del 2020, y por la otra, Banco de México (BM) emitió un comunicado sobre los saldos en Balanza de Pagos de México, donde la cifra de IED presentaba un monto que a todas luces difería de la anunciada por de SE.

¿Quién tiene razón? O ¿Quién está “maquillando” la cifra? ¿O hay otra explicación?

Para responder esta pregunta primero tendríamos que entender muy bien que se entiende por IED. Según el Manual de Balanza de Pagos (MBP6) emitido por el Fondo Monetario Internacional (FMI), nos dice que “La inversión directa comprende la mayoría de las transacciones y posiciones financieras entre filiales residentes en economías distintas”.

Esto cubre tanto las inversiones de capital en los balances de las empresas filiales, como los préstamos entre compañías relacionadas. La parte interesante aquí es saber cómo se consideran las utilidades, pues si bien son remanentes de las operaciones normales, no se convierten en IED hasta el momento que son capitalizadas, y si son repatriadas son consideradas flujos negativos de IED.

Un flujo que no se considera IED, es la deuda entre ciertas sociedades financieras afiliadas, porque no se consideran un verdadero compromiso de la inversión directa como el expresado en el párrafo anterior.

Por otra parte, y debido a los programas de importaciones temporales en México, la internación de maquinaria y equipo de forma temporal, y a consignación, también se considera IED, pues su equivalente monetario sí está íntimamente relacionada a la operación de las empresas y su compromiso con el país.

Esta última parte, es un fenómeno muy particular de México, y algunos otros países con programas similares, y para tal efecto el BM recurre a la base de datos de aduana para determinar el “valor en aduanas” de dichos equipos.

Ahora bien, ¿cómo le hace la SE para llegar a sus cifras? Para esto tenemos que leer la Ley de Inversión Extranjera y su Reglamento, en donde se encuentra el Registro de Inversión Extranjera y las responsabilidades de las empresas con capital no mexicano ante dicho registro.

Según este marco jurídico, las empresas con capital extranjero deben reportar a dicho Registro todos los cambios en su posición financiera trimestralmente, si dichos cambios existen, o bien de forma anual para todos los casos. Y es aquí en donde se ha observado siempre un rezago en la presentación de dichos reportes por parte de las empresas.

El rezago hace que siempre existan cifras preliminares más bajas que las definitivas en trimestres o años después. Entonces, la SE ha optado por comparar sus cifras preliminares con las preliminares del trimestre del año anterior, cosa que siempre ha causado una confusión en el comparativo de las cifras de la SE y del BM. ¡Ahora ven como ambos tienen cierta razón!

El BM por rigorista toma las cifras disponibles y las presenta, dejándolas a la interpretación de analistas y comentaristas, mientras que la SE presenta su reporte tratando de comparar situaciones similares, esto es, el trimestre actual con su deficiencia causada por el rezago, contra el trimestre del año anterior y su respectivo rezago.

La SE tiene más de 20 años proponiendo al BM que se incluya un estimado del rezago, pues existe un historial de 30 años para su correcta evaluación, y que de esta manera la cifra presentada cada trimestre sea más real a la definitiva varios trimestres después, pero el BM siempre se ha negado, por considerarlo un “maquillaje” de las cifras.

Y así hemos estado por más de 20 años, pero lo que ahora causa cierto escozor, y dudas sobre la veracidad de los datos, es el ambiente político que vivimos. Donde los reportes de las autoridades tienen un halo de exageración, y/o maquillaje, para beneficiar los planes de gobierno de la administración actual.

Como internacionalista y economista dedicado al tema de la inversión extranjera, lo cierto es que si estoy preocupado sobre la percepción de inseguridad y falta del estado de derecho en México por parte de inversionistas de todos tamaños, colores y sabores, pero al final, al dinero no hay nadie que le hulla.

Las condicionantes y ventajas comparativas y competitivas de México siguen ahí afortunadamente. Pero no hay que patear mucho el bote, pues una vez perdida dicha preferencia, sería muy difícil volverla a tener.

Consultor en Comercio Internacional e Inversión Extranjera
gc@nais.mx
gcanales33@hotmail.com

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