El chat del grupo empieza a hervir, las maletas salen del clóset y cada detalle ha sido planeado con semanas de anticipación. Es el preámbulo del viaje anual de golf: Esa promesa sagrada de reencontrarnos, sin importar todo lo que haya pasado en el año.

El viaje de golf es ese espacio tan esperado por todos. Representa la certeza de volvernos a ver, al menos una vez al año, pase lo que pase.

Que todo fluya no es casualidad. Detrás de cada viaje memorable, hay decisiones bien pensadas. Aquí, algunos puntos clave para asegurar una gran experiencia:

Alojamiento. Una villa invita a las sobremesas largas, las cartas nocturnas y la convivencia sin horarios, pero el resort ofrece espacios personales, ideales para quienes valoran su momento de descanso después de 18 hoyos.

Transporte. Desde una camioneta rentada hasta un servicio privado, lo importante es que nadie tenga que preocuparse.

Los campos. El corazón del viaje. Se eligen según el nivel del grupo y el espíritu del plan.

La temporada. Clima, tarifas y disponibilidad del grupo, se alinean para definir la fecha ideal.

Horarios de salida. Empezar temprano garantiza mejor clima y tardes libres.

Los palos. ¿Llevar o rentar? Con pocas rondas, alquilar evita cargos por equipaje deportivo.

Estos detalles son sólo el pretexto para lo que realmente importa: Mantener viva una tradición de amistad que se renueva año con año.

Únete a nuestro canal ¡EL UNIVERSAL ya está en Whatsapp!, desde tu dispositivo móvil entérate de las noticias más relevantes del día, artículos de opinión, entretenimiento, tendencias y más.

Comentarios