Más allá de que un grupo de promotores se haya hecho propietario de Gallos Blancos y que el torneo inicie el 24 de julio con nuevo formato para la Liguilla, hay un tema en el que pocos se han detenido, el más costoso del .

Terminar en el antepenúltimo lugar de la tabla de cocientes costará una multa de 50 millones de pesos, en el penúltimo tendrá un costo de 90 millones y si se convierten en el equipo más malo en porcentaje, deberán pagar 120 millones de pesos. En caso de que en el siguiente año volviera a repetir algún equipo en alguna de esas tres posiciones, es decir, 16, 17 y 18, además de esas cantidades de dinero, súmenle 20 millones extra por reiteración.

Un dineral, un verdadero dineral. El torneo mexicano iniciará con Atlas en el último lugar de la porcentual, en el sitio 17 está Atlético San Luis, en el 16 FC Juárez, en el 15 las Chivas y en el 14 Gallos Blancos. Equipos de los que seguramente saldrán los afectados económicamente, a menos que de los que están arriba de ellos tengan una brutal caída en las dos siguientes temporadas.

 

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Así que con nuevos dueños, el Atlante disfrazado de Gallos Blancos deberá medir este grave problema que se le puede venir encima. Instituciones como San Luis, por más que pertenezca al Atlético de Madrid, tuvo una rebaja de salarios del 70 por ciento por la pandemia, o FC Juárez, que si bien tiene solvencia comprobada estaría agravando su crisis económica. Atlas igualmente, ya que Grupo Orlegi por más capacidad económica que tenga será muy complejo mantener dos equipos de alta competencia con los gastos que conlleva y además pagar multas millonarias.

Gabriel Solares, nuevo dueño del Atlante-Gallos hace unos días explicaba en entrevista con EL UNIVERSAL Deportes que no le habían dado la certificación al equipo de los Potros, debido a que no era un equipo autosutentable. Estos mismos empresarios a los que hace unas semanas les negaron el derecho a ascender por parte de la auditoria de Ernest & Young, hoy están en la primera división con otro equipo. Así las cosas en la Liga MX.

Ahora bien, ¿no caen en un peligro estilo Veracruz con este tipo de transacciones? Es decir, si Gallos Blancos termina en los tres últimos lugares de la porcentual ¿tendrá la solvencia para pagar la multa? o ¿veremos un nuevo Kuri dentro de un año? La idea de no certificar a los equipos poco estables económicamente era precisamente no caer en el riesgo de posibles desafiliaciones y pago de salarios como sucedió con Veracruz o Lobos BUAP. Esto parece una película repetida con final predecible.

Y que sea un grupo de promotores los dueños, que controlan no solamente a sus jugadores representados, sino a muchos más de la primera división, incluidos entrenadores, ¿es bien visto?

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