Desde hace varios años, cuando adquirió a la franquicia del entonces Orizaba, Fidel Kuri dejó en claro que su principal anhelo en el futbol era tener a un equipo en la Primera División. Frontal, con buenas intenciones, este empresario —hoy criticado por muchos— logró cristalizar su anhelo a mediados de 2013, cuando La Piedad logró el ascenso, tras derrotar al Neza FC.
Aquella vez, Kuri prometió a los aficionados michoacanos que se quedaría en el estado. Unos cuantos días después, apareció en Veracruz, cuyos Tiburones Rojos de ese momento no pertenecían a la Liga MX.
Ahí le jugaron chueco, le enjaretaron las deudas que dejó Mohamed Morales, cuyo paso por los escualos estuvo marcado por los fracasos. Fidel se asumió como el nuevo salvador de la afición jarocha, nada más lejos de la realidad.
Hoy, seis años después, el Veracruz es el verdadero hazmerreír del futbol mexicano, un equipo que no sirve para maldita la cosa, caracterizado por despedazar varios de los récords más bochornosos del futbol mexicano.
Si esta noche no derrota al Querétaro, que viene de ser goleado ante el León, llegará a 33 partidos de Liga sin obtener la victoria, toda una marca a nivel mundial. De ese tamaño es el ridículo de un equipo que hoy luce como la posibilidad de reanimarse para cualquier club mexicano, aunque los Gallos Blancos no vienen del todo mal.
De los 32 juegos que acumulan sin ganar, los Tiburones Rojos perdieron 24 y solamente empataron ocho; es decir, fueron derrotados en tres de cada cuatro, una auténtica vergüenza dentro de un campeonato en el que la mayoría de sus integrantes están caracterizados por la irregularidad y mediocridad.
Salvo el América y los Tigres, así como el León recientemente —porque el Cruz Azul y el Monterrey también dan bandazos en ocasiones—, el campeonato mexicano ofrece genuinas opciones de ganar en casi todas sus jornadas, por lo que el balance del Veracruz es paupérrimo.
El domingo cumplió un año sin triunfos en la Liga, lo que demuestra que la actual administración no puede con la responsabilidad que conlleva un equipo de futbol.
Una larga lista de entrenadores han pasado por los Tiburones Rojos bajo la administración de Kuri. Desde hombres como Carlos Reinoso, recientemente acusado de sobornos en el Ascenso MX, hasta verdaderos fiascos como Juvenal Olmos, Pablo Marini, Hugo Fernández y el ya fallecido Aníbal Ruiz. Robert Dante Siboldi, quien había sido campeón con el Santos, tampoco pudo.
Con Guillermo Vázquez acabó mal y hasta se burló del adeudo que tenía con él. Hoy, el multicampeón Enrique Meza, quien lo tomó más para preparar a sus hijos asistentes, también sufre en el banquillo de un club que ya pagó 120 millones de pesos para permanecer en la Primera División, porque no merece estar.
Ahora, todo indica que deberá desembolsar 20 millones de dólares, porque nadie es tan malo como el Veracruz, ni siquiera las penosas Chivas. Está claro que Kuri, pese a lo que fueron buenas intenciones, no ha podido con este paquete.