No es prudente victimizar a la Selección Sub-17 , sería más oportuno recordar lo que es el VAR de Gianni Infantino , el que de Rusia 2018 a Brasil 2019 ha decidido quirúrgicamente finales. Por partes. En el estadio Luzhniki de Moscú se jugaba el minuto 35 cuando en un tiro de esquina voló el balón, lo busco rematar con la cabeza Blaise Matuidi muy cerca del primer poste, no acertó e Iván Perisic, que estaba en la cobertura, también saltó y el balón le pegó en la mano, sin intención alguna de cortar el avance del balón a la portería. Una jugada de rutina para un árbitro pero que Néstor Pitana, silbante argentino, convirtió en todo un show.

Más de dos minutos, dos veces regresó al VAR , y simplemente no estaba seguro pero marcó el penalti que determinó el campeonato mundial para Francia. Un momento álgido para FIFA, para Infatino y para todo el mundo, que vio cómo sancionaban una mano sin intención.

Ayer en el estadio Walmir Campelo Bezerrao de Gama, Brasil, algo similar. El árbitro de Letonia, Andris Treimanis, con experiencia en Champions League , Europa League, recibió la orden de revisar la jugada, quien le llamó por la intercomunicación fue el holandés Dennis Johan Higler, árbitro VAR . Una jugada en la que el defensa mexicano barre en la línea donde va el balón, para nada con intención de cometer falta y obviamente con la pierna izquierda que tenía recogida, hace contacto con el brasileño. Una jugada también de rutina para un árbitro, incluso lo fue porque no le dio la menor importancia el europeo.

Pero esas llamadas extrañas, y más cuando se juega el minuto 85 en un estadio brasileño, son demasiadas coincidencias. Como dijo el entrenador de Croacia, Zlatko Dalic, al término de la final de Rusia 2018, “en una jugada así no se puede marcar penalti en una final”.

Brasil también se vio envuelto en un escándalo el pasado verano cuando en su Copa América fue descaradamente beneficiado por el arbitraje, sobre todo en el partido semifinal contra Argentina, en el que hasta acusaciones al presidente del país, Jair Bolsonaro, existieron. El diario Globoesporte publicó que el VAR no intervino en dos acciones claras de penalti a favor de Argentina, y se debió a que el grupo de seguridad de Bolsonaro que estuvo presente en el estadio, utilizó la misma frecuencia que el cuerpo arbitral por lo que la comunicación era imposible. Esto fue negado categóricamente por el ecuatoriano Rudy Zambrano, quien pitó la final.

Leo Messi explotó y declaró que todo estaba arreglado para que Brasil fuera campeón, algo similar a lo dicho ayer por Marco Antonio Chima Ruiz al terminar la final infantil. La transparente FIFA que presume Infantino no existe. Avala a Qatar, que ganó la sede de 2022 con corrupción, así como no hace nada ni postura fija al informarse por parte de Amnistía Internacional que existen abusos a los trabajadores que están en las obras de los estadios para ese Mundial manchado de corrupción.

Si realmente existiera libertad y pluralidad, pero sobre todo honestidad, las cajas negras de los árbitros deberían tener acceso público. Debería ser parte del futbol y la afición lo agradecería.

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