Se había olvidado la grotesca imagen de Carlos Vela . Su buen paso por la Liga española y el haber sido el mejor de la Selección Nacional en la Copa del Mundo Rusia 2018 —además de la buena imagen que desprendió a su llegada al LA FC—, se fueron al caño en su visita al León para jugar la Concachampions.

Tuvo actitud de diva, negando fotografías a cientos de seguidores, obviamente también autógrafos. No dando una sola declaración a los medios, desapareciendo de la zona mixta para evitar hablar con reporteros. ¿De verdad odia tanto a México, a los mexicanos? En el hotel Crown Plaza de León la gente que acudió a buscar una foto, un recuerdo, no lo podía creer.

No está bien asesorado, vive en un mundo irreal y su mente sobrevalora su imagen. No es importante para el futbol mexicano quien no quiere ser parte de él, como le dijo puntualmente a Gerardo Martino cuando lo requirió para la Selección mayor. Simplemente está dolido contra todo lo que huele a México, lo que sabe a nuestro país o lo que no representa un interés personal, porque cínicamente hace unos días lanzó la idea de que podía ser parte de la Selección olímpica para Tokio 2020, en caso de que el equipo de Jaime Lozano clasifique.

Para Londres 2012 daba la edad, hablaron con él y se negó, como otras veces. Ahora que sí le interesa, intenta mediáticamente, con sus amigos en Los Ángeles, dejar la pelota botando para ser parte de un equipo que siempre ha despreciado.

No hay duda, es el mejor jugador que tiene el futbol mexicano, un valor real con nivel impresionante en el campo. Está por encima de todos, pero nadie puede estar por encima de la estructura, ni mostrar actitudes de estrella de Hollywood cuando solamente es un futbolista, muy bueno y de gran nivel, con su vida económica resuelta, pero simplemente un deportista.

El futbolista se debe al público. Mostrar estas actitudes cuando se espera tanto de él sólo empaña su imagen y revela su arrogancia y desprecio. Carlos Vela se equivocó otra vez, como le suele suceder cada vez que ve a un mexicano cerca de él.

En el año 2010 inició su resentimiento con el futbol mexicano. Una fiesta en Monterrey y un castigo que seguramente fue injusto, porque no solo estaba él, había varios más. Esa herida no ha sanado, pero debería ser contra quien se la impuso, no contra los aficionados, seguidores leales que lo único que requieren de él es atención, un autógrafo, una foto.

Vela

ya estaba en otro nivel. El arrogante y petulante del futbol mexicano estaba en el equipo rival, Javier Hernández, en el Galaxy, y que cada vez que se hablaba de Vela se hablaba bien, porque en el campo sigue siendo un fuera de serie, pero en los pasillos de los hoteles, en los campos de entrenamiento y cuando hay contacto con el público, es insufrible.

Lo extraño es que cuando se le acerca un “güero” en Cincinnati o en Texas, siempre acude a darle un autógrafo o una foto, qué rareza. Por eso quizá cada vez que tocaba el balón en el estadio León fue abucheado recibiendo también gritos de “¡borracho, borracho!”.

@gvlo2008

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