Un equipo que ha tenido tres dueños en menos de un año; de Grupo Imagen a Grupo Caliente y a su vez a los empresarios —y promotores de futbolistas— que manejan al , se tiene que ver desde dos puntos de vista. El primero, la gran y estratégica jugada de parte de Jorgealberto Hank para no tener más a uno de sus equipos, lo cual representaba un incremento en sus costos operativos, si se tiene en cuenta que debe mantener a su prioridad, el Tijuana, y a los Dorados . La segunda, qué tiene que ofrecerle este nuevo proyecto a los queretanos, cuando nada más un iluso no se da cuenta que es el Atlante, un potro disfrazado de gallo.

Por partes. En la venta del equipo, Hank no incluyó a los mejores jugadores que tenía y que ahora estarán o serán negociados por los Xolos : Marcel Ruiz, Paolo Yrizar, Jaime Gómez, Jordi Cortizo, Fabián Castillo, entre otros. Es decir, Jorgealberto dio cátedra de cómo hacer negocios y de entrada todo luce, para él, como un ganar-ganar. Incluso, Víctor Manuel Vucetich podría ser el técnico de los fronterizos, aunque se asoma la opción de Pablo Guede. Es decir, no fue por la crisis de Covid-19 que se fue Vucetich de Gallos, fue por una orquestada maniobra de la directiva tijuanense.

 

Hay una parte en todo esto que no le debe gustar nada a la afición del Querétaro, que ya de por sí ha sufrido mucho con todos los empresarios y equipos que han pasado por esa buena plaza. El aficionado a Gallos Blancos, que tanto trabajo ha costado se arraigue con un equipo, verá ahora al Atlante del Bajío, con un disfraz de emplumado, llevando al entrenador que estaba en los Potros de Hierro y a más de ocho jugadores que son de la cartera de Greg Taylor y Manuel Velarde, quienes por más que aseguren que tienen años sin ejercer la promotoría, tienen esos vínculos.

Es decir, Gallos Blancos al no negociar los nuevos dueños a los mejores futbolistas, al cuerpo técnico, es simplemente un equipo de Ascenso MX que encontró por medio de un resquicio, la oportunidad de ser de Primera División, cuando el propio Gabriel Solares, el 5 de junio de este año, en estás páginas declaró que no les habían dado la certificación, porque no eran empresarios autosustentables.

Por eso lo de Jorgealberto Hank es brillante. Se deshizo de un equipo que compró en otros tiempos económicamente hablando, potenciará a los Xolos con buenos futbolistas y tendrá mucho menos gastos. Pero lo del Atlante del Bajío es una llamada de atención a procedimientos que parece se diseñan a los intereses de quienes hacen un buen cabildeo en la Liga MX y no por medio de sus casas auditoras, porque es un hecho que ellos mismos, directivos de esta Liga anunciaron que ninguno de los equipos había pasado la auditoría de Ernst & Young.

Así la historia de una plaza maldita, que intentó rescatar Olegario Vázquez llevando a Ronaldinho, a Vucetich, dando golpes de autoridad ante los aficionados, estos mismos que han visto desfilar y no arraigarse a nadie, desde Atletas Campesinos, pasando por Gallos Blancos de la UAQ, incluso el Atlante que ya jugó ahí un año, Cobras de Querétaro, una lista de 10 equipos distintos. Incluso en 2004 desaparecieron al equipo y el que hoy está ahí, el que les vendió Hank, era Jaguares de Chiapas. Todo un laberinto de equipos en una plaza que lo único que ha hecho es maltratar a los aficionados.

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