Nuestros queridos han tocado fondo. Es increíble cómo se ha derrumbado el equipo en casi tres meses. El cambio, de un torneo a otro, ha sido una pesadilla para los universitarios.

La baja de Carlos González ha demolido la estructura del entrenador. El paraguayo se fue, se llevó los goles y hasta la buena fortuna que gozaban la Liga pasada. Pumas, en este 2021, es una vergüenza: penúltimo de la tabla, a sólo dos puntos del peor de la competencia —que es el Pachuca—, cuatro derrotas, un solo triunfo y apenas cinco miserables unidades de 21 que se han puesto en juego; fuera hasta del mediocre repechaje, eso es imperdonable. Las cosas andan muy mal y no parece que vayan a mejorar.

Es necesario contemplar ya un Plan B en la dirección técnica, revisar el contrato de varios jugadores que no responden, apretar a los canteranos que hoy tienen la fortuna de jugar en la Primera División, invertir en buenos refuerzos, tener mejores filtros para la llegada de extranjeros, cambiar —de ser necesario— a los que toman las decisiones. Sufres al ver un partido de los Pumas, porque no hay armonía en la cancha. Fallas en defensa, incompetente mediocampo y nulo ataque. En siete partidos, sólo ha podido marcar tres goles y, de esos siete, en seis (los últimos cinco juegos incluidos) se ha ido en blanco. Una cosa lamentable.

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Así como se han equivocado los futbolistas, ha fallado la estrategia (lo ha reconocido el entrenador). Entonces, ¿qué se trabaja en la semana?, ¿cómo se planean los encuentros?, ¿quién analiza a los rivales? Semana a semana, caen críticas para Favio Álvarez —y con justa razón—, pues no marca diferencia, se pierde en el juego y regularmente termina en la banca.

Facundo Waller ha bajado dramáticamente su nivel, Freire tiene raras desatenciones, Iturbe no pesa en la cancha, Mozo es indisciplinado, Torres no aporta nada, Montejano está muy verde y ahora lesionado, Lira muy revolucionado, Jerónimo en su proceso de juvenil a mayor. El asunto no pinta bien lo que resta de la competencia.

Credibilidad que puede irse al caño. Ojalá que la decisión de la Disciplinaria de retirarle los tres puntos al América no sea sólo una anécdota. Que a partir de ya se respeten las reglas, porque en el futbol mexicano los que manejan la Liga acomodan reglamentos a su conveniencia, porque nadie les pone freno (o les ponía, espero). El golpe que se dio fue de credibilidad, aunque —por la historia de nuestro futbol— podría terminar en las cloacas. Besos y abrazos para todos.

@elmagazo

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