El torneo ha sido un desastre para las pifias; perdón, las Chivas . Tropiezan y tropiezan con singular desfachatez, porque no les importa arrastrar la historia del club. Lo de las pifias, quise decir Chivas, es ridículo. Ni el técnico entiende a los jugadores, ni los jugadores al estratega. Jornada a jornada, se esfuerzan por hacer peor las cosas. No hay partido en el que salgan limpios, siempre hay un costoso error que perjudica el ánimo y el resultado final. Este primer semestre de 2021 ha sido un dolor de amígdalas para las pifias... Las Chivas , lo siento.

El millonario desembolso para hacer un equipo protagonista y competitivo no se refleja. La inversión no es directamente proporcional a las conquistas esperadas. El plantel, me refiero a futbolistas y cuerpo técnico, se ha quedado tremendamente corto a las gigantescas exigencias del Guadalajara . Los involucrados en “poner en alto” el nombre de la institución no disfrutan su paso por el equipo, no se divierten, no sienten el placer de vestir la playera rojiblanca; al contrario, sufren los partidos, viven estresados y nerviosos cada que salen al campo.

La etapa de Víctor Manuel Vucetich con las pifias, las Chivas , es la peor en su historial como entrenador, y miren que le tocó un momento muy fuerte en Selección Nacional. Víctor no encuentra cómo remediar la caída del equipo al lugar 15 de la tabla; su fórmula no genera reacción en los componentes, su forma de ver y entender el juego, de transmitir su conocimiento, no tiene el suficiente impacto en un grupo de jugadores que no es capaz —o no quiere— descifrar el mensaje del entrenador que, como ya lo expresó hace algunos años, justo en esa etapa de Selección Mexicana —cuando se puso en riesgo la clasificación al Mundial de Brasil 2014 —, es “el Rey Midas, no Dios”.

Todos tienen su parte de culpa. Desde los indisciplinados y poco profesionales jugadores hasta el técnico y su staff de trabajo. Uriel Antuna, Hiram Mier, Alexis Vega, José Juan Macías, Jesús Sánchez, Fernando Beltrán, Gilberto Sepúlveda, Miguel Ponce, Isaác Brizuela, Jesús Molina y compañía traen a estas pifias sumidas en una asquerosa medianía. Si no fuera por el mediocre sistema de juego que ha impuesto la Liga, con 12 equipos que buscan por medio de una reclasificación entrar a la pelea por el título ya serían (junto con los Pumas) la decepción y el hazmerreír del torneo.

Las pifias del Guadalajara deben aceptar culpas, evitar argumentos vacíos y tratar de salvar la Liga para sufrir, por enésima vez, una metamorfosis.

@elmagazo

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