“... De toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio. Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado”. (Mateo 12:36-37).
Triunfo sobre Panamá o se llamaba Gerardo Martino . No hay forma de mantener al entrenador nacional si pierde o hasta empata con los canaleros este miércoles en el Estadio Azteca. El técnico necesita revertir en 90 minutos lo mal que ha hecho su trabajo desde el año pasado. El argentino se juega, en un partido, su continuidad con la Selección Mexicana.
Es vergonzoso lo que ha hecho el Tata en los últimos siete meses: Derrotas contra Estados Unidos en la Nations League, Copa Oro y eliminatoria a Qatar 2022; descalabro contra Canadá en el octagonal, milagrosa victoria en Jamaica en la eliminatoria mundialista y empate con Costa Rica, en el Azteca, también camino a la próxima Copa del Mundo. El equipo se ha desmoronado. Hoy, México es una Selección sin oficio, ni beneficio.

Los defensores de Martino culpan únicamente a los futbolistas del miserable nivel que ofrece la Selección . Se equivocan. El argentino tiene su parte, y miren que no es poca, en lo que se vive en la eliminatoria mundialista. El Tata llama, convoca, observa, descarta jugadores, acepta recomendaciones, desprecia equipos, se “casa” con futbolistas, pone reglas, castiga, cierra puertas, se aferra a un grupo, pone la alineación, monta su estrategia, es el líder del equipo, habla con su gente, aconseja y motiva a sus muchachos, tiene a sus consentidos, echa a andar su plan de trabajo, etc. ¿No es responsable? Si a lo anterior agregamos discurso e imagen desgastados, entonces hay muchas cosas que no está haciendo bien el entrenador, solapado por las autoridades de la FMF.
Además de Gerardo Martino , el problema son los futbolistas. Estos personajes se han encargado de darle volumen al desastre del equipo. No hay líderes, para empezar. Se esconden unos tras otros en el campo. Nadie grita, nadie toma el control, no desafían el esquema de juego. Son buenos para pedir privilegios, premios económicos, tratos exclusivos, pero en la cancha no sirven. Su nivel no es digno para representar a un país, arrastran el prestigio que alguna vez ganaron los que sí se partían la cara, los que querían ser los mejores del área.
En los últimos juegos, corren por necesidad, no por el gusto de jugar. Lo que demuestran es que no saben qué hacer con el balón. Sucede que no les angustia lo que ocurre, porque están seguros en la Selección, son “Los hombres de Martino”, e incluso con su protector fuera, saben que el nuevo los tendrá en mente.
Se acerca la hora del juicio final para Martino. Está en él y en sus jugadores evitar el apocalipsis. Sálvese quien pueda.
@elmagazo