México debutará, en menos de una semana, en el Mundial de Qatar. Les llegó su momento a la Selección y al entrenador argentino. Se le agotó el tiempo de preparación, pretextos, discursos vagos, a un equipo que transita bajo la desconfianza. Es increíble la forma en que el cuerpo técnico y los jugadores reventaron la imagen de la Selección Nacional; la trastocaron, desbarataron, hicieron con ella lo que les vino en gana. Ahora, hay que recuperarla. Lo malo —o lo bueno— es que deberán hacerlo en el gran evento de la Copa del Mundo. Ante los ojos del planeta, este grupo debe reivindicarse.
Qatar terminará con la gestión de Martino. El proceso fue de más a menos. México fue cayendo dramáticamente, cargó fracasos y malos momentos. Perdió nivel, entró en caos. Varios estelares del técnico sufrieron una baja de juego, se lesionaron. La gran apuesta del argentino, Raúl Jiménez, se le vino abajo por una fractura craneoencefálica y pubitis. El tridente ofensivo que iba a llevar a la Selección al título mundial, desapareció. Las locuras del entrenador propiciaron un mal entorno. El Tata prefirió amistad que rendimiento, mejor dio espacio a sus incondicionales que a aquellos que pudieran aportarle talento. Nunca podrá desprenderse de la animadversión por no llevar a Santiago Giménez y Diego Lainez al Mundial.
Viene el inicio del fin para la Selección Mexicana. Claro que le debemos exigir que tenga un desempeño importante, nada de medias tintas. Por lo que ha mostrado, quién sabe cómo le va a hacer, pero está obligada a alcanzar los octavos de final y aspirar al mentado quinto partido, porque para eso trajeron y le pagaron un dineral al director técnico. El torneo del juicio final para México se acerca; se van al cielo o arden sin misericordia en el infierno.

Toca turno entonces para responder en la cancha y aclarar dudas del funcionamiento, ya en la Copa del Mundo.
Suscríbete aquí para recibir directo en tu correo nuestras newsletters sobre noticias del día, opinión, opciones para el fin de semana, Qatar 2022 y muchas opciones más.