La experiencia de Mohamed debe ser el factor que desequilibre la final entre Toluca y Tigres. Literalmente, será en la banca donde se gane el título. Son muchos años de diferencia entre el Turco y Pizarro en el futbol. Cuando Guido hacía su debut como futbolista, con Lanús (2009), Tony ya había sido técnico del Zacatepec, Monarcas, Querétaro, Jaguares y Huracán. El DT de los felinos, en este mes, cumple nueve como estratega; el de los Diablos tiene 22 años en ese rol.
El entrenador de Tigres dirige su primera final, el del Toluca ya ha ganado cuatro títulos en México, con cuatro diferentes equipos. Es enorme la diferencia entre uno y otro, pero el deporte tiene cosas impredecibles, eventos llenos de sorpresas que se convierten en hazañas y toman tintes heroicos.
Es una final muy igualada. Son dos equipos con jugadores de alto nivel, acostumbrados a partidos de exigencia, futbolistas de élite que no se guardan algo, conscientes de todo lo que implica llegar a esta instancia. Hombre por hombre, hay paridad de fuerzas, porque si Toluca tiene a Paulinho y Helinho, Tigres cuenta con Correa y Gignac; si los Diablos van con Marcel, Romero, Castro y Angulo, Tigres junta a Gorriarán, Brunetta, Rómulo y Lainez. Los del Estado de México tienen a Pereira en defensa, los de Nuevo León a Joaquim. Quizá, en la portería se genere un desbalance, porque las condiciones de Nahuel arrollan a cualquiera; sin embargo, Hugo González le ha dado mucha seguridad a la zona defensiva.
No tengo dudas de que será una gran final. El 1 y 2 de la Liga merecían enfrentarse por el título. El gran golpe lo debe dar Tigres el jueves, para el domingo ser muy estratégico en La Bombonera. Toluca —con el Turco Mohamed— busca ser el quinto bicampeón en los torneos cortos. Voy con los Diablos, para levantar el duodécimo trofeo en su historia.

