Cerca de la mitad de la población mundial carece de acceso integral a los servicios de salud básicos, según cifras de la OMS. La misma organización señala que cerca de 100 millones de personas viven en pobreza extrema (es decir, subsisten con 1.90 dólares al mes o menos) por tener que pagar los servicios de salud de sus propios bolsillos.

Si a estos datos le sumamos la crisis ocasionada por la pandemia del covid-19, la falta de personal médico que se estima en 18 millones de profesionales, las necesidades de infraestructura, el crecimiento poblacional, la demanda de más medicamentos, y la contracción económica global, hoy más que nunca resulta indispensable un cambio profundo en los sistemas de salud. El acceso a la salud no puede ser el privilegio de unos cuantos, es un derecho universal que tiene que ser garantizado. Si no actuamos ahora, para el año 2030 condenaremos a 5 mil millones de personas a la exclusión de los sistemas de salud.

En 2019, los líderes mundiales acordaron una ambiciosa declaración política comprometiéndose a implementar la cobertura sanitaria universal para el año 2030 asegurándose de que todas las personas, en todos los lugares del mundo puedan recibir servicios de salud de calidad. El 12 de diciembre se conmemora el Día Internacional por la Cobertura Sanitaria Universal, este es un momento para dar mayor visibilidad a esta urgente necesidad pero también para evaluar el cumplimiento de los objetivos establecidos tanto en el Objetivo 3 de la Agenda 2030, como en la declaración de 2019.

Las áreas más importantes en los que se pide a los gobiernos que trabajen para lograr la cobertura sanitaria universal son 8 compromisos que van desde asegurar el liderazgo político y la mejora regulatoria, garantizar la plena inclusión y fortalecer los sistemas de salud de calidad, invertir más y mejor, trabajar de la mano con la sociedad civil y las empresas, y desde luego, dos aspectos que tienen la mayor importancia y deben verse de manera transversal: igualdad de género y preparación frente a emergencias.

En México logramos la reforma constitucional para garantizar el acceso a la salud para todos, sin embargo la ruta de implementación deja mucho que desear. Por una parte, considerando el contexto podremos ver que la reforma llegó al mismo tiempo que la pandemia y una gran demanda por servicios de salud. Es evidente que la pandemia nos rebasó, muchas decisiones no fueron las adecuadas y cientos de miles de personas han fallecido por esa causa. Pero por otro lado, nuestro sistema de salud ha tenido enormes deudas con los mexicanos durante décadas: hospitales a medio construir o sin equipamiento, escasez o altos precios de medicamentos, falta de personal e injustos sueldos en el sector salud, deficiente cobertura, entre otras.

La pandemia nos enseñó que debemos transformar nuestro sistema de salud, que sí es posible sumar los esfuerzos de la sociedad civil, las empresas, los políticos, gobiernos locales, academia; pero la pandemia también nos demostró que si no actuamos a tiempo y nos acercamos a la ciencia, muchas personas pagarán las consecuencias.

Este 12 de diciembre es un momento para reflexionar y comprometernos a alcanzar la salud para todos, de mejorar la atención primaria, rescatar la infraestructura hospitalaria y clínicas comunitarias, de dejar la política a un lado y garantizar el abasto de medicamentos. Esta conmemoración debe obligar a todos, sin distingos partidistas, a lograr que la salud sea el derecho universal al que todos tengamos acceso

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