Cada minuto se vende un millón de botellas de plástico en todo el planeta y si se suma la producción de plástico durante toda la historia, en el año 2015 el mundo ya había producido 7,800 millones de toneladas de plástico, más de una tonelada por persona (National Geographic).

La ONU indica que para el año 2050 los océanos contendrían más plástico que peces, y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) señala que el 50% de todo el plástico está diseñado para usarse sólo una vez. Estos plásticos tardarán entre 150 y mil años para degradarse en la naturaleza.

Además del daño que ocasiona el plástico a la naturaleza, el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) encontró que las personas estamos consumiendo aproximadamente 2,000 piezas pequeñas de plástico cada semana, es decir, 250 gramos de plástico al año.

Los gobiernos tienen enormes responsabilidades en este problema, desde la pésima regulación y supervisión, una ineficiente recolección de residuos, escasas capacidades de reciclaje y manejo de desechos, entre otras. Las industrias también forman parte del problema ya que muchas de ellas se han negado a adoptar medidas sustentables o a modificar sus productos para disminuir la contaminación que generan.

La ONU ha implementado la campaña “170 acciones para combatir el cambio climático” que se vinculan con la Agenda 2030 y la urgencia de transformar nuestro mundo para hacerlo más incluyente. Entre ellas destaca la importancia de comprar nuestros alimentos en tiendas cero-residuos, dejar de usar popotes de plástico, utilizar textiles amigables con el medio ambiente (como el algodón orgánico), entre muchos otras.

Los alimentos que consumimos también contaminan mientras se producen, y hay enormes ventajas de adoptar hábitos más responsables con el planeta que también son benéficos para nuestro cuerpo. Para muchas personas no es fácil cambiar su alimentación, pero sí puede ser sencillo cambiar algunos patrones de consumo que ayuden al medio ambiente, como modificar los productos que utilizamos todos los días y que son una causa importante de contaminación por plásticos.

Por ejemplo, la industria cosmética de todo el mundo produce alrededor de 120,000 millones de envases de plástico cada año, la mayoría sólo se usan una vez. Además, muchos de los ingredientes que se utilizan son contaminantes como los conservadores químicos y los petrolatos, y generan una grave deforestación en los bosques tropicales por el uso de aceite de palma.

Dentro de esas 170 acciones de la ONU, la número 52 propone comprar jabones en barra en lugar de aquellos que se venden en botellas de plástico. Las presentaciones en sólidos eliminan el uso de plásticos y ahorran hasta 85% de agua en su producción, la mayoría son biodegradables y no contienen químicos, parabenos, derivados de petróleo o aceite de palma. Por lo general, una barra de estos productos de 100 gramos evita el uso de 3 a 6 botellas de plástico y equivale a sólo el 8% de la huella de carbono de un producto líquido.

La campaña de la ONU también sugiere utilicemos botellas reutilizables para agua evitando las de plástico, usar detergentes naturales y demandar a las autoridades que brinden agua potable. Mientras los gobiernos asumen su responsabilidad con el medio ambiente y el futuro de las próximas generaciones, y las industrias entienden que sí son causantes de graves daños a los ecosistemas, entendamos que en lo individual nuestros hábitos personales sí pueden lograr cambios significativos para el planeta.

Presidenta honoraria de la Unión Interparlamentaria

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