Los gobiernos de todo el planeta adoptaron en el año 2015 la Agenda de Desarrollo 2030 que establece como meta “no dejar a nadie atrás”: la construcción de un mundo igualitario que garantice el respeto y ejercicio de los derechos humanos.

En la Unión Interparlamentaria (UIP), la organización global que reúne a los 179 países miembros, dedicamos gran parte de nuestro tiempo a lograr que esta Agenda de Desarrollo se convierta en una realidad para el año 2030. No es fácil, la gran mayoría de los países no están cerca de alcanzar sus propios indicadores y existen regiones enteras que incluso han retrocedido en algunos objetivos.

Una de las necesidades más importantes para las personas a quienes representamos es la salud. Sin salud no se puede aspirar a combatir la pobreza o a mejorar la situación laboral, sin salud no se puede disfrutar el medio ambiente ni luchar contra la injusticia. Es por ello que adoptamos la primera resolución parlamentaria global en acceso universal a la salud durante los trabajos de la UIP en su 141 Asamblea.

Esta importante resolución hace un llamado a los parlamentos para que realicen todas las acciones legales y de política pública para que el acceso universal a la salud se convierta en una realidad para el año 2030. La resolución urge a que los sistemas de salud pública garanticen la asistencia médica y el acceso a medicamentos tanto en la ley como en la práctica, sin discriminación alguna.

Si seguimos por el camino actual, para el año 2030 serán 5 mil millones de personas quienes estarían marginados del acceso a atención y servicios médicos. La salud no puede ser el privilegio de unos cuantos que sí pueden pagarla; es un derecho humano que tenemos que convertir en una realidad para todos.

¿De qué sirven estas resoluciones? ¿Cómo un acuerdo de parlamentarios puede beneficiarnos?

Hace 2 años fui elegida presidenta de la Unión Interparlamentaria, y ahí mismo hice un compromiso: darle contenido al multilateralismo poniendo a las personas al centro de nuestras decisiones. Esta resolución en acceso universal a la salud puede convertirse en un ejemplo de ello porque tiene el potencial de transformar la vida de millones de personas, únicamente depende de la voluntad política.

Crecí en la vida política local, entiendo que de nada sirven documentos si no se convierten en realidades. Ahora nos corresponde a los legisladores de todo el planeta regresar y hacer la tarea en casa: revisar que ninguna ley discrimine en el acceso de todos y todas a la salud; diseñar desde el marco legal un sistema de salud con cobertura universal, gratuito y eficaz; destinar el presupuesto necesario para prevención, atención, medicamentos, servicios profesionales e infraestructura y, trabajar con el gobierno al mismo tiempo que vigilamos la correcta implementación del mandato legal.

La UIP tiene un enorme potencial: traducir los grandes acuerdos globales en soluciones locales. Como presidenta de esta organización, orgullosamente mexicana, continuaré representando a nuestro país y entregando resultados.


Diputada federal

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