La crisis de violencia en el país no cede, los datos oficiales -que representan menos de 7 de cada 100 delitos que en realidad se consuman- ponen en evidencia el fracaso de las estrategias locales y nacional para combatir los delitos.

En los primeros 6 meses del año se registraron a nivel nacional una víctima de lesiones dolosas cada 3 minutos; una de homicidio doloso cada 15; una de extorsión cada hora; una de feminicidio cada 8 horas y cada 12 una de secuestro y una de trata de personas.

Asimismo, cada hora se iniciaron 30 carpetas de investigación por violencia familiar; 20 de robo con violencia; 15 de robo de vehículo; 12 de robo a transeúnte; 10 de robo a negocio y de narcomenudeo; 6.5 de robo a cada habitación; 2.5 de violación y 1.5 por robo en transporte público.

Si bien por décadas los robos atormentaron a los habitantes de la capital y áreas metropolitanas, es hasta final de los años 90’s y del 2000 que los secuestros y la violencia homicida relacionada a la operación de la delincuencia organizada se vuelve cotidiana.

Es así que previo a las elecciones presidenciales de 2006 y hasta mediados de 2011, año con año la violencia fue creciendo particularmente en la frontera norte, Veracruz, Michoacán y Guerrero.

Entre los casos más emblemáticos de violencia se encontraban Tijuana, Ciudad Juárez y las zonas metropolitanas de Monterrey y La Laguna.

De 2012 a abril de 2016, mes a mes los homicidios y otros delitos bajaron y precisamente Tijuana, Ciudad Juárez y las zonas metropolitanas de Monterrey y La Laguna se volvieron ejemplos nacionales e internacionales que México podía salir de la violencia y los mexicanos recuperar la paz.

Desde que en 2016 se modificase la tendencia a la baja de la violencia, hemos visto año tras año empeorar al país, 2017, 2018 y 2019 rompieron los récords del año más violento de la historia.

Por lo que refiere al 2020, fue el segundo peor año de la historia, sólo detrás de 2019 y en este 2021 todo apunta a que las cosas no lograrán mejorar.

Si analizamos qué pasó con los “casos de éxito” observamos que el deterioro de las condiciones de seguridad para Tijuana y Ciudad Juárez es profundo, que han regresado a niveles equivalentes a los momentos más violentos de su historia y que en el primer semestre de este año Tijuana se posicionó como el 9o municipio más violento del país y Ciudad Juárez en el número 12.

Por su parte, la zona metropolitana de Monterrey en los últimos años ha sufrido periodos con altas y bajas de delitos y violencia y si bien no ha regresado a los momentos de mayor crisis, tampoco se encuentra como en su mejor momento.

El único caso de éxito que aún se sostiene es el de la Zona Metropolitana de La Laguna.

Según el reporte de incidencia delictiva del observatorio local -integrante de la Red Nacional del Observatorio Nacional Ciudadano-, el homicidio doloso disminuyó 38%, al tiempo que feminicidios, secuestros y robos registraron reducciones significativas.

Un importante pendiente para las autoridades locales sigue siendo la extorsión, las violaciones y la violencia familiar, que muestran crecimientos preocupantes.

No obstante, al tiempo que los delitos se han reducido, la percepción de seguridad ha mejorado: según datos de INEGI, la zona metropolitana de la Laguna se percibe como uno de los municipios más seguros del país, donde el 46% de sus habitantes se siente inseguro.

En un contexto de pocos ejemplos tangibles de éxito en materia de seguridad es importante blindar a la Laguna y seguir mejorando la prevención, reacción y combate a los delitos.

De la misma manera es fundamental aprender de las autoridades locales, la sociedad civil y el empresariado que se han sumado en favor de una comarca más segura, para formular estrategia y acciones que rescaten al resto del país, dado que hoy ni contamos con una estrategia nacional de combate a los delitos ni algo hace suponer que las cosas a nivel nacional puedan mejorar.

 
Director general del Observatorio Nacional Ciudadano 
@frarivasCoL 

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