Al cumplirse un año desde que se manifestase el primer caso de un paciente con COVID-19 en nuestro país, dicha enfermedad ha cobrado la vida de casi 200 mil personas, más de 2 millones se han contagiado y muchos más lidian con los efectos que la enfermedad ha dejado en las familias y en la economía nacional e individual.

La actual pandemia llevó a una parte importante de la población a resguardarse en sus casas, al cierre de la mayor parte de actividades comerciales, a replantear los sistemas de trabajo.

Si bien la acotada actividad favoreció a nivel nacional que disminuyesen el número de casos investigados por robos, secuestros y extorsiones, la pandemia abrió nuevos campos para la delincuencia.

En el año de la pandemia crecieron los delitos electrónicos, los fraudes, el robo y la venta de productos pirata de aquellos insumos médicos o de limpieza, necesarios para atender la actual crisis sanitaria.

En octubre la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México (FGJCDMX) dio a conocer que una farmacéutica proveedora de tratamientos contra el cáncer, sufrió un robo de dichos medicamentos.

Un robo nunca esclarecido y para el cual las solicitudes de transparencia sobre las diligencias hechas por la autoridad y sobre las cantidades y especificidades del medicamento robado, no dieron mayor resultado: la FGJCDMX mandó a prórroga la solicitud y al final solo respondió con una lista de los medicamentos robados, mientras que la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (COFEPRIS) dejó vencer los términos sin responder

De igual forma, de acuerdo con datos de Guardia Nacional ocurrieron por lo menos 20 casos de robo a transportistas que llevaban tanques de oxígeno en el Estado de México, la Ciudad de México, Tlaxcala, Puebla, Durango, Sonora y Michoacán.

Las condiciones de desabasto de medicamentos e insumos sanitarios generadas por las políticas de compras públicas han aumentado los casos de consumidores que adquieren este tipo de productos acudiendo a mercados informales o ilícitos.

Los delincuentes dedicados a la piratería rápidamente inundaron el mercado -a través de la venta en espacios físicos y plataformas tecnológicas- de mascarillas KN 95 piratas, de tanques de oxígeno rellenados con otro tipo de gases, de presuntos medicamentos contra el COVID e incluso de las vacunas contra dicha enfermedad.

Pese a que el gobierno federal advirtió que la comercialización de cualquier vacuna contra el COVID 19 a través de páginas de internet, redes sociales, vía telefónica, farmacias, hospitales públicos y privados, tianguis o mercados, constituye un fraude y un riesgo a la salud por ser de dudosa procedencia, ya se han reportado de estos casos en nuestro país.

Si bien comprar productos apócrifos puede parecer un delito sin víctimas o por lo menos de poca importancia, debemos recordar que consumir un medicamento pirata puede causar daños irreparables en la salud e incluso la muerte tal como lo advertimos en el estudio que desde el Observatorio Nacional Ciudadano presentamos, Piratería en México Diagnóstico de la oferta y de las acciones institucionales.

Es difícil cometer un robo a casa habitación si las personas se encuentran en casa, robar en la calle o transporte público si hay una movilidad muy acotada. Sin embargo, sí es factible en un momento donde una parte importante de trabajadores y consumidores usa a lo largo del día la computadora y las aplicaciones electrónicas para trabajar, estudiar, adquirir bienes o servicios e incluso socializar.

Entre abril y diciembre aumentaron los fraudes, el robo de identidad, la venta de información sensible y los hackeos a empresas.

En un momento donde el gobierno federal rasuró el gasto público en seguridad, donde las autoridades locales no se encuentran preparadas para atender este tipo de delitos, es importante que los ciudadanos tomemos algunas precauciones.
 
1. No comprar ningún tipo de medicamento, vacuna o dispositivo médico en redes sociales, páginas de origen dudoso o en mercados informales.

2. Identificar la presentación, etiquetado, precio de los productos que planeas adquirir. Un precio demasiado bajo o un empaque decolorado son señales de que estás por comprar algo falsificado.
3. No comprar ningún tipo de vacuna. No están en venta. Si la venden, es 100% seguro que sea falsificada.

4. No usar plataformas de streaming piratas, que permiten ver películas que aún no ha salido o que permiten jugar en línea. Estas vulneran los sistemas de protección de nuestros dispositivos y permiten el acceso a información sensible. De igual manera no comprar videojuegos o paquetería pirata.

5. Ser cuidadoso en la información que compartimos en reses sociales, no aceptar solicitudes de contacto de desconocidos o en caso de hacerlo, verificar que la persona con la que entramos en contacto sea quien dicen ser.
 
La delincuencia se mueve a una mayor velocidad y con mayor eficacia para cometer nuevos delitos respecto a la capacidad institucional para prevenirlos, reaccionar, perseguirlos y sancionarlos.

Cuando en México las autoridades de seguridad y justicia se encuentran absolutamente rebasadas, cuando muere una víctima de homicidio doloso cada 25 minutos, cada 2 minutos ocurre un robo con violencia, cada 4 un robo de vehículo, cada hora una extorsión y cada 8 secuestran a una persona, es tarea de todos autoprotegernos, rechazar todo producto ilícito, denunciar su venta y la ocurrencia de delitos, exigir resultados a la autoridad.

Por ello, no sorprende que las actuales crisis sanitaria, económica y de violencia ubiquen al país como el peor del mundo para vivir en pandemia según lo dio a conocer Bloomberg.

Director general del Observatorio Nacional Ciudadano.
@frarivasCoL

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