Han trascurrido dos meses ya del año y no parece que la actividad turística mexicana vea indicios claros de una franca recuperación, luego de que en 2020 los niveles de las principales variables que describen el fenómeno turístico cayeron, en términos generales, a la mitad.

Para pronta referencia se recuerda que en el año que recientemente concluyó en comparación anual, en el componente internacional la reducción de los ingresos por visitantes internacionales fue de 55.1%, en la llegada de turistas extranjeros de 46%, aunque los visitantes por vía aérea, quienes contribuyen regularmente con 80% del total de las divisas turísticas, disminuyeron 57.3%. Por su parte, las llegadas de los turistas nacionales a cuartos de hotel cayeron 55.3%, en tanto que las visitas a zonas arqueológicas y museos bajo la jurisdicción del INAH por parte de los nacionales disminuyeron 72.8 y 75%, respectivamente.

Los primeros resultados sobre el comportamiento del turismo internacional al país, relativos a enero no son buenos. La caída en las llegadas de turistas aéreos no sólo fue de 63.5%, sino que se interrumpió una tendencia de reducción en el retroceso y se regresa a los niveles previos a septiembre de 2020. Ciertamente, el mercado estadounidense dio señales de reactivación con una caída relativamente menos mala (-47.8%); sin embargo, esto no fue suficiente para amortiguar la pérdida masiva de turistas canadiense (343 mil 48 turistas menos, esto es -94.2%) y eso que aún no entraba en vigor la prohibición de los vuelos a los destinos de playa. Otros mercados europeos y sudamericanos reportan disminuciones importantes (Colombia, 65.4%; Brasil, 61.6%; Argentina, 66.4%; Francia 67.4%, y España, 72.5%, por ejemplo), en tanto que el único –extraño– crecimiento, de acuerdo con las cifras de la Unidad de Política Migratoria de la Secretaría de Gobernación, fue de Venezuela, en donde se reporta un aumento de 250.7% (aunque con un volumen reducido de sólo 12 mil 192 turistas). No puede dejar de mencionarse que estos resultados se presentan en plena temporada alta del turismo en el país.

El efecto de lo anterior, así como del también golpeado mercado doméstico tiene muchas dimensiones. Acaso la más significativa y preocupante sea la de la pérdida de empleo. Según los datos del IMSS, en cinco de las actividades de la industria de la hospitalidad más significativas entre enero de 2020 y enero de 2021 se perdieron 315 mil 377 empleos, lo que representa 47.2% de todas las posiciones formales de empleo perdidas en el país en ese lapso.

Muy probablemente la generalización en la aplicación de las vacunas en nuestros mercados emisores, así como en el mercado doméstico, permitan un cambio en la tendencia observada en los últimos 12 meses. No obstante, el daño en las empresas del sector es cada vez más grave y, seguramente, en muchos casos será irreparable. Son de aplaudir medidas como la anunciada por el gobierno de Tlaxcala, consistente en el apoyo de 3 mil 500 pesos mensuales por un periodo de tres meses a 300 guías de turistas y trabajadores del sector, aunque, evidentemente, la profundidad de la afectación demanda una intervención de mayor calado, en la que además de este tipo de ayudas estatales se multipliquen los apoyos del gobierno federal.

Hay muchos elementos que justificarían una intervención de esta naturaleza, destacando dos: por un lado, el hecho de que el turismo, que generalmente aporta cerca de 9% del PIB nacional, ha sufrido un impacto mucho mayor que el conjunto de la economía, en razón de la pandemia, pues se estima que en tanto el PIB nacional cayó 8.5% en 2020, el PIB turístico disminuyó 3.3 veces más, es decir 27.8%.

Por otra parte, y aunque para algunas miradas no sea así, el turismo mexicano está integrado, fundamentalmente, por microempresas con menos de 10 trabajadores. 93% de las 650 mil empresas características y conexas del sector pertenecen a este grupo. La capacidad de resistencia de decenas de miles de ellas ha sido superada y en tanto se concrete una reactivación efectiva, su difícil situación es un clamor de ayuda que no puede esperar mucho más.

Director del Centro de Investigación y Competitividad Turística (Cicotur) Anáhuac.
Twitter: @fcomadrid

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