Como es de esperar luego de una elección de enormes proporciones como la que vivimos, los resultados trascienden a las diferentes actividades socioeconómicas y el turismo no tendría por qué ser la excepción, pero, tampoco deberían esperarse grandes cambios de timón.

En el ámbito estatal, la novedad será la mayor presencia de gobiernos encabezados por Morena. Así, si bien todas las entidades tienen en mayor o menor grado atractivos turísticos, algunas de ellas tienen una mayor vocación. Dentro de estas se encuentran Baja California Sur, Guerrero, Nayarit y Sinaloa, en las que los candidatos ganadores son morenistas.

No pareciera haber precedentes en el pasado de gobiernos estatales que en el terreno turístico se manifiesten abiertamente contra la política turística nacional. Acaso, en algún momento hace muchos años, Quintana Roo intentó realizar esfuerzos de promoción turística de manera separada de la marca México.

Probablemente, habremos de tener gobernadores más alineados con el discurso y estrategia turística federal, sin olvidar que en el Plan Nacional de Desarrollo, la única acción explícita en materia turística es la construcción del Tren Maya, de la que están ajenas 27 entidades federativas. En realidad, poco pueden esperar estos gobiernos de la política turística federal, pues a esta apenas y le quedan instrumentos, como es el caso de la promoción, misma en la que, desde el inicio de la administración, desaparecieron los recursos públicos para su desarrollo.

Estos gobiernos tienen las capacidades para apoyar al sector y una de estas es la de hacerlo en este terreno de la promoción turística, a través del mantenimiento de los recursos que se obtienen por concepto de impuesto sobre servicios de hospedaje (que en promedio son 3% de la facturación hotelera) para estas tareas. No puede dejar de mencionarse que hay un riesgo, pues ante las limitaciones de la hacienda pública, particularmente, las participaciones a los estados, los nuevos gobiernos pueden caer en la tentación de escatimar recursos para estas tareas o, de plano, desviarlos para otros fines.

Pensar que no se requiere hacer promoción turística con apoyos públicos es un gran error. Por lo contrario, invertir en un trabajo coordinado con el sector privado, puede convertirse en un círculo virtuoso. Un fehaciente ejemplo es Baja California Sur, donde el Fideicomiso de Turismo de Los Cabos –Fiturca– ha hecho un excepcional papel soportado con esos recursos públicos, los que además han logrado atraer inversiones promocionales adicionales del sector privado. Muestra de la eficacia de las tareas de Fiturca es que en mayo pasado hubo 8% más pasajeros internacionales en el destino que los reportados en 2019. Sin duda, cualquier destino turístico del mundo quisiera en pandemia alcanzar un retorno de la inversión promocional de esta magnitud.

Por lo que hace a la conformación de la Comisión de Turismo de la Cámara de Diputados, luego de los muy limitados resultados legislativos alcanzados por la que está en proceso de concluir sus tareas, tengo la impresión de que será

encabezada por la oposición, luego del fortalecimiento de la presencia de esta en la próxima legislatura. En los últimos 30 años son contadas las veces en las que quien está al frente de esta Comisión pertenece al partido en el gobierno. ¿La razón? El poco peso específico que el turismo tiene en la agenda nacional y el bajo interés del partido en turno en el gobierno federal en el tema. En todo caso, los verdaderos temas críticos del turismo no se definen en esta Comisión.

Director del Centro de Investigación y Competitividad Turística (Cicotur) Anáhuac.
Twitter: fcomadrid

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