En la entrega anterior, a propósito de una estancia de varios días por Portugal y España, comentaba que, en términos muy generales, la recuperación turística en el mundo parece haber seguido tres ritmos, sin dejar de recordar la enorme profundidad de las afectaciones derivadas de la crisis sanitaria que pueden resumirse en una reducción en llegadas de turistas internacionales acumulada de 2.4 miles de millones en el periodo 2020-2022 en comparación con 2019.

En el primero de ellos, que incluye a nuestro país y a República Dominicana, por ejemplo, la reactivación del turismo se dio con gran celeridad a partir de 2021 y ya para 2022 se habían alcanzado niveles por arriba de los existentes previos a la pandemia; un segundo comportamiento se observó con mucha claridad en el verano pasado, en el que los grandes jugadores europeos vieron la aceleración de los volúmenes de viajeros a partir de mediados de 2022 y se aprestan a tener un formidable verano en este 2023; y, finalmente, un tercer grupo que constituirán, sobre todo, los países asiáticos, que deberá experimentar una muy importante reactivación y que en los próximos años volverá a ser un eje fundamental de la expansión turística mundial.

Ciertamente, por razones tanto de carácter económico como político, es de esperar que algunos países no tengan un horizonte de recuperación claro como Rusia y Ucrania, inmersos en su conflicto bélico.

La reactivación supone muchos retos, pero encuentro en el caso español un momento formidable. La situación económica de este país es razonablemente buena, con una inflación que alanza ya niveles más bien bajos; los turistas la viven sobre todo en los servicios hoteleros, lo que tiene que ver con la vigorosa demanda. En otros servicios no parece observarse un mayor impacto de precios altos, especialmente en la actividad restaurantera y de manera notable porque incluso es mucho más barato que antes en el transporte público. No sobra mencionar que con el aumento de la conectividad con el viejo continente y con la fortaleza del peso, seguramente los viajeros mexicanos tendrán una importante presencia en Europa, destacadamente en España, en este próximo verano.

Claro que no todo es miel sobre hojuelas y los nuevos tiempos generan condiciones que requieren nuevos planteamientos. Así, por ejemplo, según me cuentan los representantes empresariales, completar las plantillas laborales para hacer frente al boom que se anticipa no se ve nada fácil.

Del otro lado, hay preocupación porque el anticipo de las elecciones para el 23 de julio genera incertidumbre en la competencia entre veranear o votar (una nota del periódico El País señala que hasta 40% de los españoles tiene programado viajar en el mes de julio). Si bien es cierto que en España se permite el voto por correo, en el pasado este esquema ha sido limitado por diversas circunstancias. Sin duda, es una buena noticia para el sector turístico que esta semana que concluye se ha anunciado la realización de 5 mil 500 contratos de refuerzo para contribuir a fortalecer esta opción electoral.

Otra cosa es lo que pasará para los ciudadanos que deban integrar las mesas electorales (más de medio millón), pues habrá que ver si el argumento de tener vacaciones contratadas como un evento relevante de convivencia familiar es aceptado por las Juntas Electorales para eximirlos del cumplimiento de la obligación.

Los viejos retos del turismo siguen presentes en México

Ya de regreso en México, me toca vivir en primera persona lo que un turista puede afrontar, y creo que, una vez más, los retos de temas básicos siguen presentes. Me refiero a que, del momento en que aterrizó el avión hasta que pude abandonar la terminal aérea transcurrieron cerca de dos horas y, como de costumbre, sin ninguna explicación del personal de la aerolínea o del aeropuerto.

Si bien el proceso migratorio para los mexicanos es ágil, me sorprende en particular que en la revisión aduanera parece haberse eliminado el paso en el que los pasajeros que no tienen nada que declaran pasan sin mayor trámite, a uno en el que todos los pasajeros –porque tampoco operan ya los semáforos para seleccionar aleatoriamente a algunas personas– tienen que pasar su equipaje por los scanner y solo están en operación dos de estos equipos.

Director del Centro de Investigación y Competitividad Turística (Cicotur) Anáhuac

Twitter: @fcomadrid

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