A mis 49 años, tengo —más que la esperanza— la fe en que todavía puedo dar un golpe maestro, uno de esos derechazos inesperados que, ante el asombro de todos, me lleve a la gloria en esta recia batalla de la existencia.
Sin duda, la edad, el cansancio de tantos desvelos, las probabilidades y la estadísticas, juegan en mi contra, pero no me doy por muerto.
No me he resignado a tener una vida normal, aspiro a la hazaña, la osadía, a lo distinto. Quizá, por eso me identifico con Lupita González, quien ansía que —a finales de 2026— se cumpla su octavo y último año de veto en el atletismo, para ir —en contra de todos los pronósticos— en busca de una proeza en la que no importa que nadie más crea.
En la cúspide de su carrera —tras ganar la plata olímpica en Río 2016, segundo lugar en el Campeonato Mundial de Atletismo Londres 2017, y dos oros en las Copas Mundiales de Roma y Taicang, China—, Lupita arrojó un resultado analítico adverso en una prueba antidopaje de laboratorio.
Ella insistió en que nunca ingirió sustancia prohibida alguna, pero —debido a una mala asesoría jurídica— las autoridades deportivas mantuvieron la sanción de cuatro años, y luego la duplicaron, porque sus abogados alteraron evidencias.
“Quería gritarle al mundo que yo no había hecho nada, deseaba despertar y que todos me creyeran”, me cuenta Lupita. “Ahí está la mejor evidencia, mi pasaporte biológico, donde consta mi historial, pero no sirvió. Llega un punto en que te cansas y aceptas que no puedes borrar nada”.
Lupita era corredora de pista, pero después de una lesión, José Luis Peralta, su entrenador de la universidad, la puso a marchar y se dio cuenta de su talento. Se sentía ridícula con ese estilo para andar, pero hoy no piensa en otra cosa que en su regreso.
Esteban Santos, su actual coach y otra de las personas que sí cree en ella, sabe que sí tiene posibilidades de volver y realizar la gesta, ese gran milagro que unos encuentran en la redención del deporte y, otros, en contar historias como la suya, historias que te quitan el aliento.
A finales de 2026, a pesar del desgaste de los años y las injusticias, Lupita González volverá a intentarlo. Y la verán volver, en la Ciudad de la Furia.

