No es cierto que los humanos usemos exclusivamente el 10% de nuestro cerebro. Lo que es verdad es que nuestras capacidades intelectuales son proclives a mejorar con el entrenamiento. Existen libros al respecto y técnicas para fortalecer el pensamiento, así como una larga lista de profesionales en el tema.

Bernardo Angulo

—quien se ostenta como investigador del comportamiento y los procesos humanos— es uno de ellos, y fue contratado por

en la época de Pedro Caixinha , no sólo como entrenador mental, sino como exorcista. Debía expiar del subconsciente de La Cooperativa a ese fantasma que cada torneo los acecha desde la final del Clausura 2013 , cuando Moisés Muñoz —el entonces portero de las Águilas del América — les clavó un gol de epopeya en tiempo de compensación, para mandar a tiempos extra y penaltis.

Con la coronación de los de Coapa , el espectro se invistió en un reacio demonio del que aún no consiguen librarse, y que —lejos de ser invisible— ha sido incluido en el observatorio de palabras de la Real Academia Española como una expresión ya acuñada, que alude a un fracaso inesperado cuando todo parecía seguro. “ Cruzazulear ” es su nombre.

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A pesar del profundo estigma, La Máquina Celeste ha sido uno de los equipos más contundentes del futbol mexicano en los últimos años, coincidentemente desde que Angulo comenzó a trabajar en las creencias y pensamientos de jugadores, cuerpo técnico, utileros y directivos. No obstante, con la pandemia, las condiciones institucionales impidieron que se le diera continuidad a este trabajo de la mente y las emociones, en el que definitivamente hay que creer para que funcione.

Sin embargo, el espíritu de Bernie —como le llaman amigos y clientes— aún deambula también entre los Cementeros , en una lucha frontal contra el demonio azul. Este experto del aprendizaje experiencial sembró la convicción y construyó un vínculo tal con la plantilla, que es por eso que hoy los vemos cargando de estadio en estadio esa cruz de cemento que —en su momento— construyeron juntos y que esconde un recordatorio que los cruzazulinos deberán pronunciar a manera de conjuro contra el Santos (institución donde igualmente trabajó Bernie en los años de gloria que les dio el mismo Caixinha ): “El adversario nunca está en la cancha, siempre está dentro. Jugaré sin miedo y con el ego sometido; no importa si estoy en el campo, en la banca, en las oficinas o en las tribunas. ¡ Azuuuuul !”.

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