Acababa de independizarme. Bueno, la verdad es que acababan de darme una patada en el culo en mi trabajo. Me pasó como a Walter Mitty (una de mis películas favoritas), cuando los malos toman control de la revista donde trabaja y, por las puras ínfulas, lo despiden. La gente soberbia y la que hace lo que no le gusta es el cáncer de las oficinas.

El caso es que decidí no buscar un nuevo empleo y me di la oportunidad de intentarlo solo. Así, abrí mi agencia de storytelling, sin oficina, en un pequeño escritorio de mi casa, con cero clientes, tres hijos y oxígeno para unos meses.

Una mañana, mientras leía en el periódico sobre la posibilidad de que las Chivas descendieran a Segunda División , sentí el impulso de buscar a su dueño, a Jorge Vergara , también propietario de Omnilife , empresa dedicada a los suplementos nutricionales. La afición estaba harta, los seguidores criticaban a Jorge, el equipo perdía y no se veía salida a una de las peores crisis del Rebaño Sagrado .

Quería decirle que, a mi parecer, necesitaba reconciliar al público y hacer creer nuevamente a jugadores, directivos y fanáticos, a pesar de todo. “Jorge, cuando los resultados no se dan, para eso está la comunicación, para cambiar la narrativa, para recordar los goles y traer de vuelta sensaciones positivas que nos permitan recordar que hemos sido capaces”, escribí.

En unas cuantas líneas le conté quién era y por qué lo contactaba. Después, busqué su cuenta de correo electrónico, y nada. Pero encontré varios mails de distintos colaboradores de Omnilife , los cuales se componían del nombre propio y de la primera letra del apellido paterno. Supuse entonces que la suya debía ser jorgev@omnilife.com y lancé el dardo.

Al poco rato, para mi sorpresa, me contestó: “Te espero el lunes en mi oficina. Copio a Sara para que se coordinen”. Acabó de atender varias videollamadas para dar la bienvenida a nuevos empresarios de la red, para explicar el efecto de los suplementos y para el tema de la distribución. Tocó mi turno y le expuse mi idea. Me preguntó el precio y me encomendó hacerlo bien.

No me pidió credenciales ni cuestionó mi experiencia. Hicimos una campaña emotiva que pueden ver en mis cuentas de Facebook y Twitter: @FJKoloffon . Todos podemos abrir las puertas de las personas. Yo a veces lo consigo escribiendo correos (ja), él lo hacía logrando que la gente confiara en sí misma. Quizá por eso creyó en mi propuesta.

Jorge Vergara

fue la primera persona que confió en mí como publicista independiente, y le estoy eternamente agradecido.

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e Instagram como @FJKoloffon

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