¿Qué razones llevan a miles y miles de manifestantes en toda Colombia a protestar durante seis días, en un momento donde la tercera ola de los contagios y muertes por la pandemia de Covid-19 se encuentra en el pico más alto? Son varias las circunstancias que explican las multitudinarias movilizaciones.

Una de las principales razones es la propuesta de una nueva reforma tributaria mal llamada “Ley de Solidaridad Sostenible”, que pretendía recaudar más de 6 mil 800 millones de dólares a partir de medidas como: obligar a pagar impuestos a personas que ganen por encima de 660 dólares, el cobro de IVA que en la actualidad está en 19% a los servicios públicos de energía, acueducto y alcantarillado, así como al gas domiciliario a sectores de clase media y alta. Además de lo anterior, se pretendía cobrar un impuesto temporal y solidario a los ingresos altos junto con un impuesto de renta a los trabajadores del sector público y privado que ganaran más de dos mil 700 dólares (el salario mínimo está al día de hoy en 238 dólares). Éstas, entre otras propuestas que terminarían siendo lesivas a las clases medias y, a largo plazo, hacia los sectores populares, obligó a la población a salir a las calles. Hay que recordar que en 2019 el gobierno de Duque había logrado, con el apoyo del Congreso, una reforma tributaria llamada Ley de Financiamiento (que era una nueva versión de la aprobada en 2018 y que la Corte Constitucional tumbó), que entre otras cosas rebajaba de forma progresiva los impuestos a las grandes empresas.

Pese a las intensas protestas sociales, a la fuerte crítica de diferentes sectores políticos que no consideraban pertinente una reforma en estos momentos debido al efecto nocivo de la pandemia en la de por sí grave situación económica de los colombianos, el gobierno de Duque se resistió hasta el último momento. Pero las protestas, que han puesto al país en una situación sociopolítica delicada, obligaron al presidente a retractarse. A esta fallida reforma se suman como otras razones para protestar: el enorme descontento social como resultado del fuerte incremento de la violencia manifestado en masacres, asesinatos a líderes sociales, el crecimiento de la pobreza, que según el último informe del propio gobierno pasó de 35.7% a 42.5%, la reforma al sector salud que busca favorecer negocios e intereses privados, el creciente desempleo, la incontrolable corrupción, el mal manejo que se ha hecho de la pandemia, la falta de separación de poderes, el ataque al proceso de paz, el autoritarismo, así como la polarización política que lidera el expresidente Álvaro Uribe, el partido de gobierno Centro Democrático y el propio presidente Duque.

El pueblo colombiano al igual que diversos sectores económicos y políticos están cansados de la incapacidad y la falta de gobierno. Al punto que ha obligado a los sectores sociales a salir a las calles varias veces durante el actual mandato. El país vive un momento delicado donde los ánimos se han desbordado, donde las fuerzas armadas no han tenido la capacidad de controlar los desmanes y la violencia de algunos, sino que la han propiciado; agrediendo a quienes protestan pacíficamente dentro y fuera de las casas, disparando sin autorización sus armas de dotación como en otra ocasiones lo han hecho, dejando como resultado 21 muertos y más de 8 mil heridos. La ONU y la Unión Europea han mostrado su inconformismo por el accionar de algunos representantes de la fuerza pública que incluso han atacado a representantes de derechos humanos. Pero no nos debe extrañar este accionar militar cuando el propio expresidente Uribe, líder ideológico y político del gobierno, en un tuit hacía un llamado a que las fuerzas militares pudiesen disparar para “defenderse”. Después de esto cualquier cosa es posible.

¿Qué viene para Colombia ante una situación de tanta vulnerabilidad social, política y económica? Esa es la pregunta que se hace desde diferentes sectores. Es el momento donde se hace necesario convocar a un diálogo nacional donde estén representadas todas las fuerzas vivas del país, que se tenga la capacidad de superar las diferencias ideológicas y se avance en el logro de acuerdos que permitan calmar los ánimos sociales y orientar al país para atender los graves problemas sociales, económicos y de salud que existen. Algunos partidos de la oposición, incluso desde hace mucho tiempo, han manifestado su interés en unirse a un pacto de gobernabilidad por el bien de la nación. Queda esperar si para el presidente Duque y los sectores políticos y económicos que lo secundan, son más importantes sus intereses que los del pueblo colombiano.

Investigador del CIALC-UNAM

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