Antes de que llegara la pandemia, el crecimiento de nuestro país se encontraba estancado, pues la inversión no fue capaz de crear más de un millón de empleos anuales que requieren los jóvenes que alcanzan la edad laboral.

Este estancamiento se ha visto agudizado por las consecuencias de la pandemia representada por el COVID-19 , que ha provocado el cierre de 320 mil negocios entre los meses de abril y septiembre de 2020.

Simultaneo a este cierre masivo de negocios, ha llegado un aumento en la población ocupada por el sector informal, que en el mes de julio fue de 27.3 millones de personas, un incremento de 1.7 millones de personas con relación al mes de junio,

En efecto, de acuerdo a la Encuesta sobre el impacto económico generado por COVID-19, elaborada por el INEGI, arroja que en 30.4% de los hogares, algún integrante perdió su trabajo como consecuencia de la crisis sanitaria, y en el 65.1% de las viviendas, los ingresos han disminuido durante la contingencia.

De acuerdo a esta encuesta, un 41% de los empresarios considera que es necesario garantizar el acceso a créditos nuevos, como una medida para proteger el empleo.

En la Asociación Nacional de Empresarios Independientes (ANEI) preocupados por esa situación apremiante, proponemos el RELANZAMIENTO de la Banca de Fomento nacional, como medida específica para estimular una mayor actividad por parte de los micro, pequeños y medianos empresarios, evitando también el cierre de más negocios y los consecuentes despidos de personal.

No es necesario inventar el hilo negro

Para este relanzamiento, basta con crear algo parecido al “Small Business Administration” de Estados Unidos, institución que ha servido de modelo para muchos países como Japón, Canadá y Alemania, en donde se garantiza el acceso al crédito por parte de los pequeños empresarios mediante reglas claras, tramites sencillos, estructura mínima y descentralizada y sobre todo, una actitud de promoción.

Bajo este esquema, México contaría con un Sistema Nacional de Financiamiento, que no tendría como objeto el prestar dinero, sino el GARANTIZAR el crédito otorgado a los PYMES por la banca comercial.

Con un esquema de esta naturaleza no se requieren recursos fiscales para subsidiar el crédito pues al contar con garantía de crédito, la competencia entre los mismos bancos arrojaría rápidos resultados: los pequeños empresarios dejarían de pagar tasas de usura, y podrían continuar su actividad.

Esta acción sería la mejor palanca de desarrollo económico, pues al ser generalizada, arrojaría un enorme beneficio en cuanto a distribución geográfica de actividades, democratización de oportunidades, aprendizaje empresarial, innovación y reducción en desigualdad y pobreza.

Nueve de cada 10 Pymes en territorio nacional están en crisis luego de que inició la contingencia sanitaria. Sin embargo, apenas una de cada 10 ha solicitado algún crédito para hacer frente a esta situación, pues están acostumbrados al rechazo bancario.

Urge entonces, una reinvención de la Banca de Fomento nacional, como opción más rápida y asequible para reactivar el crédito, herramienta necesaria para la transformación de México.

Impulsemos esta medida, pues nuestro país la necesita.

Empresario y presidente de la Asociación Nacional de Empresarios Independientes (ANEI).

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